Uno de los
equipos que más expectativas genero antes del inicio de la temporada regular
fueron los Marlins de Miami, franquicia que cambio su nombre (anteriormente
Florida), contrataron nuevo manager, trajeron algunas figuras de renombre a
fuerza de chequera y crearon un aire renovador hacía sus fanáticos con la
inclusión de un nuevo parque de pelota.
Pero luego
de cuatro meses los resultados no han sido halagadores.
Infante y Sánchez le dan mayor profundida a Detroit en la parte final de la temporada |
Con marca de
45-52, los peces marchan penúltimos en su división a doce juegos y medios de
los Nacionales, el conjunto se hunde en la desidia y la mediocridad ante la
falta de producción de una ofensiva que cuenta con nombres estelares y no ha
encontrado la fórmula para iniciar una seguidilla de triunfos.
Incluso, su
manager Oswaldo Guillen, quien llegó en medio de las expectativas pudiera estar
diciendo adiós a su puesto al finalizar la temporada.
Miami fue el
más activo en la contratación de peloteros de renombre como José Reyes, Carlos
Zambrano, Mark Buehrle y Heath Bell, jugadores que dieron las esperanzas a una
afición de una tercera corona para el club. Incluso se mostraron dispuestos a
adquirir a Albert Pujols, el agente libre más codiciado.
A pesar de
las piezas adquiridas, Miami presentaba una alineación carente de poder pero que
solventaba esa falacia con velocidad y bateo.
Pero como
toda organización que invierte, los resultados debían ser inmediatos. Miami pasó
de ser potencial comprador a un vendedor a pocos días de la fecha límite de
cambios.
Miami perdió
en 24 horas, tres piezas de mucho valor para el club y es posible que en las
próximas horas otros movimientos se produzcan.
Increíble
pero cierto, la divisa que hace menos de un mes adquirió al panameño Carlos
Lee, proveniente de los Astros de Houston para darle mayor peso a la ofensiva,
este hoy nuevamente pensando en conseguir prospectos para armar un team work.
Guillen sorprendido
Si alguien
sabe cómo sacar provecho de sus jugadores es Oswaldo Guillén, pero aún así el manager criollo se
mostró sorprendido de ver partir a dos de sus coterráneos; Aníbal Sánchez y
Omar Infante, peloteros que estaban dando resultados en sus posiciones, fueron
traspasados a los Tigres de Detroit a cambio de tres prospectos.
Guillén,
pidió a la fanaticada que no le echen la culpa a la directiva, pues han sido
los jugadores y técnicos los que han generado el escenario para que la gerencia
tome las decisiones de salir de algunas piezas.
Hanley aceptó mudarse a la tercera base a regañadientes por la llegada de José Reyes, quizás influyó en su desempeño con el madero |
Pero lo que
jamás pensó el mirandino fue que la gerencia tiraría la toalla al desprenderse en
la madrugada del miércoles del dominicano Hanley Ramírez, pelotero insignia de
la organización.
Las
reacciones no se hicieron esperar, la afición nuevamente se sintió defraudada
de las promesas que realizó el conjunto, la puesta en escena de un nuevo
estadio y una renovación en su imagen, dieron esperanzas de que venían cosas
mejores. Pero esta nueva versión de los Marlins, no dista de su antecesor
Florida quienes armaban “trabucos” para deshacerlos en cuestión de meses.
Si bien el cambio
estaba dando resultados. Los movimientos realizados entre martes y miércoles
representan un duro golpe a la taquilla del club naranja y negro. La apuesta
para atraer a los fanáticos e identificarse con la franquicia pudiera
deshacerse en los próximos días y repetir la historia que ha venido sucediendo
en los últimos años.
La temporada
para los Marlins finalizó antes del propio 31 de julio, fecha límite para hacer
transacciones sin pasar por la figura de waivers.
Ahora los rumores indican que Miami estará dispuesto a entregar a Josh Johnson,
lo que daría la estocada final a una temporada que lucía soñada y prometedora
para convertirse en una pesadilla.
@beisboladentro
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