miércoles, 8 de enero de 2014

Cooperstown parece no tener espacio para los latinoamericanos


Candidatos al Salón de la Fama (IX Parte y última)

A principios de la década actual una proyección conservadora señalaba que los jugadores latinoamericanos por lo menos duplicarían su población en Cooperstown en los próximos quince años, y que a partir del 2010 habría por lo menos un gran candidato en la boleta anual.

Pero todo eso cambio cuando el lanzador de los Orioles de Baltimore, Steve Bechler falleció en pleno entrenamiento primaveral el 17 de febrero de 2003, y los fanáticos del béisbol conocieron el nombre de “androstenedione”,  una hormona sintética que aumenta la masa muscular; misma hormona que fue hallada en el casillero de Mark McGwire durante su batalla de jonrones con Sammy Sosa en la temporada de 1998.

Ni siquiera los jerarcas del béisbol tomaron medidas de precaución ante este hecho, que trajo un impacto negativo en los latinoamericanos y sus potenciales candidaturas.

Hoy esos acontecimientos son una muestra de cómo MLB ha señalado a los peloteros latinos como consumidores de esteroides y culpables del deterioro del béisbol. Pero se olvidan que McGwire, Barry Bonds, Roger Clemens, entre otros aparecieron en un informe presentado por un senador estadounidense, haciendo más culpables a jugadores americanos de cometer engaño contra este deporte.

De allí a que todos caigan en “sospechas” cuando aparecen por primera vez en las boletas. La era de los esteroides trajo consecuencias catastróficas para los latinos, cada día las pruebas realizadas arrojan un determinado números de peloteros de habla hispana y la gran mayoría pertenece a República Dominicana.

Trece latinoamericanos poseen placas en el museo del Salón de la Fama, solamente la mitad fueron exaltados por sus logros como jugadores en el mejor béisbol del mundo: los puertorriqueños Roberto Clemente (1973), Orlando Cepeda (1999) y Roberto Alomar (2011), el dominicano Juan Marichal (1983), el venezolano Luis Aparicio (1984), el panameño Rod Carew (1991) y el cubano Tany Pérez (2000). 

El resto fue reconocido a través del Comité de Veteranos: Martín DiHigo, José Méndez, Rafael “Felo” Ramírez y Cristóbal Torrientes (Cuba), Orlando Cepeda (Puerto Rico), Eli “Buck” Canel (Argentina) y Jaime Jarrín (Ecuador).

A horas de conocer nuevos exaltados, la boleta de 2014 no se ve benévola para los latinos. Es probable que después de conocer los resultados sólo Edgar Martínez y Moises Alou se mantengan con esperanzas de ver sus placas en el templo de los inmortales.

Ni siquiera los logros de Rafael Palmeiro y Sammy Sosa los salvará de ser marginados este año.
Sosa y Palmeiro mancharon su legado al jugar sucio

El cubano Palmeiro es uno de los cuatros jugadores con 3.000 hits y 500 vuelacercas, y eso es suficiente para establecer lo grande que fue en el terreno de juego. Pero Palmeiro pasó a la historia por ser el primer jugador importante suspendido por violar el programa de detección de sustancias, y lo más irónico es que eso ocurrió en agosto del 2005, apenas cinco meses después de que el habanero ofreciera un contundente testimonio de que nunca había usado tales drogas. Entretanto el dominicano Sosa es sexto en la lista de los jonroneros de todos los tiempos con 609, pero se conoció en 2009 que es uno de los 104 peloteros que dieron positivo en pruebas exploratorias en 2003.

Sosa es el único pelotero con tres temporadas de 60 jonrones que no se llevó la corona en ese departamento y declaro en 2005 que jamás había usado sustancias para mejorar su rendimiento.

Las expectativas latinoamericanas no son muy altas tomando en cuenta los antecedentes contra Edgar Martínez, a quien no le perdonan haberse desempeñado como bateador designado; pero fueron los mismos votantes quienes lo consideraron el mejor bateador designado del béisbol, desde que se comenzó a usar esta figura durante la década de los años 70.

Jugó 18 temporadas en las mayores, dejando promedio de 312 con 309 cuadrangulares, 1.261 remolcadas. Fue el pelotero emblema de Seattle que vio partir a otras estrellas con megacontratos como Ken Griffey, Jay Buhner, Randy Johnson y Alex Rodríguez.

Tanto fue su aporte que al momento de su retiro en 2004, las grandes ligas decidió colocar su nombre al premio del mejor bateador designado del béisbol, sin duda un honor que pocos merecen. Ser catalogado el mejor designado fue un delito para la carrera de Martínez, tanto fue el aporte de este pelotero que luego de su retiro el mejor designado es actualmente David Ortiz, otro latinoamericano y nadie lo ha bajado de ese trono.

A lo mejor no hallaremos ningún Guante de Oro, pero aún así se las ingenio para dos títulos de bateo, siete elecciones al Juego de Estrellas, cinco Bates de Plata y ganador del premio Roberto Clemente en 2004.
De que valió ser el mejor designado a
Martínez si ha sido ignorado en las boletas

Los votantes parecen olvidarse que Paul Molitor fue electo al Salón de la Fama en su primer año  con un 85.2% de los votos en 2004. Jugó en 1.174 partidos como designado de los 2.683 encuentros que tuvo en las mayores. Frank Thomas, uno de los debutantes en la boleta de 2014 tuvo 1.351 partidos como designado de los 2.322 juegos, mientras que Martínez quien aparece en su quinto año en las boletas participaría en 1.463 encuentros de los 2.055 que vio acción.

Entonces Cooperstown no tiene cabida para el designado o es simplemente hipocresía.

Esto es todo lo que hay que saber, su OPS + ajustado de carrera fue de 147. El miembro del Salón de la Fama que califica como el segundo mejor bateador designado de la historia, Paul Molitor, marco un OPS + así de bueno en sólo dos de sus 21 temporadas.

Tuvo ocho temporadas con un OPS+ de 150 o más que Reggie Jackson (7), Willie McCovey (7), Ken Griffey (4), George Brett (4), Carl Yastrzemski (4), Ernie Banks (2) y Johnny Bench (1).

La candidatura de Martínez es única. En 2010, su primer año en las boletas registro un 36.2%, los votantes midieron el WARP (Wins Above Replacement Player) de Martínez con otros antesalistas exaltados y su promedio fue de 57.7, mientras que los demás antesalistas promediaron 59.5.

No hay duda que era realmente un bateador especial. Entre aquellos con al menos 8.000 turnos, Martínez ocupa el puesto 13 en OBP y el 17 en True Average que representa cuántas carreras generó un jugador por cada aparición al plato. Los nombres que están por encima de él son Babe Ruth, Ted Williams, Mickey Mantle, Rogers Hornsby, Willie Mays, Ty Cobb y Hank Aaron.

Es uno de los ocho jugadores que tiene 300 jonrones, 500 dobles y un promedio superior a los 300. En 18 temporadas sus números hablan por sí solo; si hubieran alcanzado los 3.000 hits y 500 cuadrangulares fuera otra la historia. 
¿Será Alou un inmortal?

Sus 2.247 imparables son superiores a los conseguidos por otros inmortales como Mike Schmidt (2.234), Willie Stargell (2.232), Joe Sewell (2.226), Joe DiMaggio (2.214) y Bill Terry (2.193), por nombrar sólo algunos.

Sus 309 cuadrangulares superan a algunos inmortales como Al Simmons (307), Rogers Hornsby (301), Chuck Klein (300) entre otros.

Para los estadistas, Martínez es uno de los quince peloteros en la historia del béisbol que se retiró con un promedio de bateo superior a 300, un porcentaje de embasarse por encima de 400 y un slugging por encima de 500; dicho grupo están Ty Cobb, Babe Ruth, Lou Gehrig, Ted Williams entre otros.

También está en un club de bateadores de 300 de average, 400 de porcentaje de embase y slugging de 500, que tiene a Nap Lajoie, George Sisler, Joe DiMaggio, Mickey Mantle, Willie Mays, George Brett, Willie McCovey y Kirby Puckett.

Ante estos números contundentes, me pregunto ¿Por qué se niega su ingreso?

Moises Alou desafió graves lesiones para batear 303 con 332 jonrones, 421 dobles y 1.287 carreras impulsadas en 17 temporadas, fue seis veces convocado al Juego de Estrellas y peleó al menos tres veces por una corona de bateo. El hijo de Felipe acumuló estadísticas parecidas a otros que ya están en Cooperstown y se mantuvo alejado de acusaciones de uso de sustancias, algo imprescindible en estos tiempos.

Anotó 1.109 carreras, 39 triples, 106 robos, 516 de slugging, OBP de 369, OPS de 885 y dos Bates de Platas, son parte de sus registros en las mayores.

Sabían que medio centenar de inmortales, incluidos los mismísimos Willie Mays y Mickey Mantle, tuvieron promedios de bateo inferiores al de Alou, mientras que 53 miembros no consiguieron igualar sus 332 bambinazos.

Al igual que Martínez, negar el ingreso de Alou generará constantes debates.

Otros que fueron ignorados

Durante la última década hemos sido testigo de ver como los electores desecharon varios nombres que en su momento fueron considerados material para Cooperstown, ni siquiera se tomaron el atrevimiento de mantenerlos en las boletas para futuras elecciones.

Allí cayeron Andrés Galarraga, José Canseco, Juan González, Vinny Castilla, Bernie Williams, Javier López, Fernando Valenzuela, Julio Franco, José Mesa, Tino Martínez, Raúl Mondesí, Wilson Álvarez, Ugueth Urbina, entre otros.

Con ese panorama, los latinoamericanos no tendrán una genuina oportunidad de celebrar la entrada de otro de los suyos al templo de los inmortales del béisbol hasta enero del 2015, cuando se anunciarán los resultados de una generación que incluirá al lanzador dominicano Pedro Martinez, un triple ganador de Cy Young y para muchos, una línea segura para Cooperstown.

Pero habrá más de uno en ignorar a Martínez por aquel encontronazo que tuvo con Don Zimmer o por sus constantes peleas en el terreno.

Otros latinos que cuentan con suficiente credencial para ser tomados en cuenta cuando sean elegibles son Omar Vizquel, Mariano Rivera e Iván Rodríguez.

Quizás la suerte no sea generosa con Álex Rodríguez, Manny Ramírez y Miguel Tejada, quienes con sus declaraciones y confesiones desecharon sus posibles ingresos a la inmortalidad.

Camino a Cooperstown 2014

@beisboladentro

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