lunes, 16 de junio de 2014

Tony Gwynn el último gran sultán del swing dijo adiós


Tony Gwynn uno de los más prolíficos bateadores que ha dado las grandes ligas y miembro del Salón de la Fama,  falleció este lunes a los 54 años, victima de un cáncer facial, con el cual lucho en los últimos cinco años.

El ex jardinero de los Padres de San Diego, fue sometido a dos operaciones para atender el cáncer en su mejilla derecha entre agosto de 2010 y febrero de 2012. La segunda operación, sirvió para remover un nervio facial, presentó complicaciones debido a que éste se encontraba entrelazado con un tumor alojado dentro de la mejilla.

Los médicos le hicieron un injerto con nervios del cuello para que eventualmente pudiera recuperar el movimiento facial.

Gwynn le fue diagnosticada la enfermedad en 2009, cuando le retiraron un tumor maligno de su mejilla derecha. En ese entonces, señalo que el cáncer en la glándula salival fue por mascar tabaco, un hábito común en los peloteros de esa época.

Lamentablemente, y a pesar de la recuperación, Gwynn perdería la batalla luchando como lo hizo en el terreno de juego durante los últimos treinta años.

Gwynn quien dejó varios registros en su paso por las Grandes Ligas, será recordado por algunos de ellos:

Ocho coronas de bateo en la Liga Nacional, igualado con Honus Wagner. Bateó sobre los 300 en 19 de sus veinte temporadas en las mayores, todas con los Padres de San Diego. Se retiró con un promedio vitalicio de 338, el más alto desde que Ted Williams se retirara con los Medias Rojas de Boston en 1960 luciendo promedio de 344. Gwynn disparó además 3.141 imparables, de los cuales 543 fueron dobles, 135 jonrones y 85 triples. Además de tener cinco campañas con 200 o más imparables.

Asistió a 15 Juegos de Estrellas, ganó siete Bates de Plata y cuatro Guantes de Oro, demostrando que a pesar de su peso fue más que un insigne bateador.
En el portal baseball-reference le dedicaron esta fotografía

Gwynn siempre fue un perfeccionista del bateo, era estudioso de cada uno de sus turnos y fue un duro rival por la corona de bateo.

Una de las experiencias que más recuerdo fue la de 1993, cuando Andrés Galarraga le arrebató lo que podía ser en ese entonces su quinto título de bateo.

Esa temporada Galarraga comandaba a los bateadores del viejo circuito con un promedio superior a los 360, cuando una lesión a mediados de julio lo saco de competencia durante un mes. Al regresar se encontró con que ya no figuraba entre los líderes de bateo y que Tony Gwynn era quien lideraba dicho departamento.

Galarraga emprendió así una de las luchas más recordadas en la historia del béisbol y no sólo alcanzo los turnos legales sino que se consolido con un 373 de promedio, pulverizando los 358 que Gwynn obtuvo, para dejarlo en el segundo lugar.

En ese entonces, y tras haber ganado su único cetro de bateo, Galarraga afirmó lo difícil que fue luchar contra las adversidades y con un Tony Gwynn que lo acechaba en cada turno al bate, creyendo que no obtendría los turnos necesarios para arrebatarle la corona al jardinero de los Padres de San Diego.

Pero, la lucha más memorable que Gwynn tuvo en su carrera ocurrió al año siguiente, cuando una huelga de peloteros impidió al jardinero convertirse en el primer jugador desde Ted Williams en terminar la temporada con un promedio superior a los 400.

Gwynn, no logró el cometido y terminó la abrupta campaña con 394 de promedio a seis de la mágica cifra.

El retiro de Gwynn  de los diamantes ocurrió en 2001, después de dos años aquejado por lesiones, siendo homenajeado en el clásico de mitad de temporada junto a Cal Ripken Jr, figura con quien logró la inmortalidad en 2007.

Gwynn no se alejo de los terrenos tras su retiro.

Fue entrenador en su alma máter, la Universidad de San Diego State, con quien estuvo hasta marzo del presente año, a raíz de las complicaciones con el cáncer.

Bud Selig, comisionado de las mayores afirmó la constancia y dedicación que Gwynn sembró en el béisbol.

“Durante más de 30 años Tony Gwynn fue una fuente de buena voluntad en el deporte nacional, lo extrañaremos profundamente por mucha gente a la que conmovió”.

Cuando se hable de bateo y de perfección es imposible no nombrar a Gwynn, el último gran bateador que hubo en las Grandes Ligas.

289

Fue el average de Tony Gwynn en su temporada de novato en 1981, fue la única vez en que no batearía sobre los 300 en su carrera de veinte temporadas en las Grandes Ligas.

@beisboladentro

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