Tony Gwynn uno de los más prolíficos bateadores que ha
dado las grandes ligas y miembro del Salón de la Fama, falleció este lunes a los 54 años, victima de
un cáncer facial, con el cual lucho en los últimos cinco años.
El ex jardinero de los Padres de San Diego, fue sometido
a dos operaciones para atender el cáncer en su mejilla derecha entre agosto de
2010 y febrero de 2012. La segunda operación, sirvió para remover un nervio
facial, presentó complicaciones debido a que éste se encontraba entrelazado con
un tumor alojado dentro de la mejilla.
Los médicos le hicieron un injerto con nervios del cuello
para que eventualmente pudiera recuperar el movimiento facial.
Gwynn le fue diagnosticada la enfermedad en 2009, cuando
le retiraron un tumor maligno de su mejilla derecha. En ese entonces, señalo
que el cáncer en la glándula salival fue por mascar tabaco, un hábito común en
los peloteros de esa época.
Lamentablemente, y a pesar de la recuperación, Gwynn
perdería la batalla luchando como lo hizo en el terreno de juego durante los
últimos treinta años.
Gwynn quien dejó varios registros en su paso por las
Grandes Ligas, será recordado por algunos de ellos:
Ocho coronas de bateo en la Liga Nacional, igualado con
Honus Wagner. Bateó sobre los 300 en 19 de sus veinte temporadas en las
mayores, todas con los Padres de San Diego. Se retiró con un promedio vitalicio
de 338, el más alto desde que Ted Williams se retirara con los Medias Rojas de
Boston en 1960 luciendo promedio de 344. Gwynn disparó además 3.141 imparables,
de los cuales 543 fueron dobles, 135 jonrones y 85 triples. Además de tener
cinco campañas con 200 o más imparables.
Asistió a 15 Juegos de Estrellas, ganó siete Bates de
Plata y cuatro Guantes de Oro, demostrando que a pesar de su peso fue más que
un insigne bateador.
En el portal baseball-reference le dedicaron esta fotografía |
Gwynn siempre fue un perfeccionista del bateo, era
estudioso de cada uno de sus turnos y fue un duro rival por la corona de bateo.
Una de las experiencias que más recuerdo fue la de 1993,
cuando Andrés Galarraga le arrebató lo que podía ser en ese entonces su quinto
título de bateo.
Esa temporada Galarraga comandaba a los bateadores del
viejo circuito con un promedio superior a los 360, cuando una lesión a mediados
de julio lo saco de competencia durante un mes. Al regresar se encontró con que
ya no figuraba entre los líderes de bateo y que Tony Gwynn era quien lideraba
dicho departamento.
Galarraga emprendió así una de las luchas más recordadas
en la historia del béisbol y no sólo alcanzo los turnos legales sino que se
consolido con un 373 de promedio, pulverizando los 358 que Gwynn obtuvo, para
dejarlo en el segundo lugar.
En ese entonces, y tras haber ganado su único cetro de
bateo, Galarraga afirmó lo difícil que fue luchar contra las adversidades y con
un Tony Gwynn que lo acechaba en cada turno al bate, creyendo que no obtendría
los turnos necesarios para arrebatarle la corona al jardinero de los Padres de
San Diego.
Pero, la lucha más memorable que Gwynn tuvo en su carrera
ocurrió al año siguiente, cuando una huelga de peloteros impidió al jardinero
convertirse en el primer jugador desde Ted Williams en terminar la temporada
con un promedio superior a los 400.
Gwynn, no logró el cometido y terminó la abrupta campaña
con 394 de promedio a seis de la mágica cifra.
El retiro de Gwynn
de los diamantes ocurrió en 2001, después de dos años aquejado por
lesiones, siendo homenajeado en el clásico de mitad de temporada junto a Cal
Ripken Jr, figura con quien logró la inmortalidad en 2007.
Gwynn no se alejo de los terrenos tras su retiro.
Fue entrenador en su alma máter, la Universidad de San
Diego State, con quien estuvo hasta marzo del presente año, a raíz de las
complicaciones con el cáncer.
Bud Selig, comisionado de las mayores afirmó la
constancia y dedicación que Gwynn sembró en el béisbol.
“Durante más de 30 años Tony Gwynn fue una fuente de
buena voluntad en el deporte nacional, lo extrañaremos profundamente por mucha
gente a la que conmovió”.
Cuando se hable de bateo y de perfección es imposible no
nombrar a Gwynn, el último gran bateador que hubo en las Grandes Ligas.
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Fue el average de Tony Gwynn en su temporada de novato en 1981, fue la única vez en que no batearía sobre los 300 en su carrera de veinte temporadas en las Grandes Ligas.
@beisboladentro
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