domingo, 17 de abril de 2016

El día que “Little Louis” llegó a las mayores



Hace 60 años el venezolano Luis Aparicio se estrenó en las Grandes Ligas, aquella joven promesa por la cual los Medias Blancas de Chicago, cambiaron a Alfonso “Chico” Carrasquel a los Indios de Cleveland, jamás imaginó que 28 años después sería entronizado al Salón de la Fama.

Antes de esa hazaña, ya Aparicio gozaba de la fama que su juego había impregnado en el mejor béisbol del mundo. Gracias a él, el robo de base volvió a ponerse de moda en las mayores, tanto así que aún se mantiene activo su registro de nueve años consecutivos como líder en bases estafadas, marca que no ha podido ser alcanzada por figuras como Rickey Henderson, Tim Raines, Vince Coleman, Lou Brock, Kenny Lofton y compañía.


Su momento más difícil fue haber sustituido a Carrasquel en el campo corto; el caraqueño era uno de los ídolos en la Ciudad de los Vientos, pero la gerencia sabía lo que hacía y rápidamente el zuliano respondió a la confianza llevándose el premio Novato del Año en 1956, tras promediar 266 con tres jonrones, 56 producidas y su primer liderato en bases robadas con 21. Recibió 22 votos al primer lugar de 24 posibles.

Dos años después Aparicio se alzaría con su primer Guante de Oro de los nueve que recibió en su carrera, además de tener su primera convocatoria de las diez que tuvo en Juego de Estrellas.

Gracias a su juego, los Medias Blancas recibieron el apodo de “Go Go Sox”, ya que el zuliano no sólo asombraba por su recorrido en las bases, sino por su excelsa defensa que rápidamente lo ubico entre los mejores de las Grandes Ligas.

En 1959, finalizó segundo en la votación a Jugador Más Valioso de la Liga Americana, premio que recayó en su compañero de equipo, Nellie Fox.

Tras siete años con los patiblancos, Aparicio fue cambiado a los Orioles de Baltimore, conjunto con el llegaría a ganar su única Serie Mundial, algo que le fue esquivo con los Medias Blancas. Tras una experiencia de cinco temporadas con los oropéndolas, volvería a Chicago por tres campañas más para finalizar su carrera con los Medias Rojas de Boston, equipo con el que jugó tres años, promediando 271, 49 remolcadas y 13 bases robadas en 132 compromisos.

Pudo haber jugado un año más, pero él zuliano sabía que sus opciones de juego serían pocas y siempre mantuvo fiel la filosofía de su padre: “Si vas a ser pelotero, nunca seas el número dos

En Venezuela

La carrera de Luis Aparicio en Venezuela, comenzó a despegar aquel 18 de noviembre de 1953.

Cuenta la hoy leyenda que Aparicio iba a debutar el 17 de noviembre, pero la fuerte lluvia que cayó en Maracaibo, pospuso el encuentro para el día siguiente, día de la Santa Patrona de la ciudad, la Virgen de Chiquinquirá, ese día su padre Luis “El Grande”, le entregó el guante a su hijo y desde entonces, nacería la leyenda que hoy conocemos.

Debido al éxito que alcanzo en las mayores, la afición venezolana tuvo que esperar diez años para que Aparicio jugará en el país, siendo los Tiburones de La Guaira, el equipo donde vivió sus mejores campañas, además de pasearse por Leones del Caracas, Águilas del Zulia y Cardenales de Lara.

Tras su retiro, inicio carrera de mánager en el país siendo dirigente de Àguilas, Tiburones, Cardenales y Petroleros de Cabimas, teniendo poco éxito en esa faceta.

También estuvo como comentarista de béisbol en Radio Caracas Televisión, enterándose de su exaltación a Cooperstown, durante un viaje de regreso a Caracas, en compañía de Carlos González, ambos venían escuchando la transmisión de los Leones del Caracas, y en la voz de Delio Amado León, escucharon la noticia, en una época donde las redes sociales eran inexistentes.

Tras convertirse en el cuarto latino en ser inmortalizado en Cooperstown, Bobbie Kuhn, Comisionado de las mayores, señalo en la ceremonia del 12 de agosto de 1984,  “He aquí a un pelotero que desde hace tiempo debió estar en este salón. Me refiero al mejor shorstop de todos los tiempos: Luis Aparicio”.

“Creo que di el discurso más corto de toda la historia del Salón de la Fama”, comentó Aparicio cuando el año pasado se celebraron 30 años de su entonización. “Afortunadamente había mucha gente ahí que me apreciaba y a la que yo quería mucho. Estaba mi esposa (Sonia), Carlos Andrés Pérez y una buena cantidad de amigos. Yo quería que toda Maracaibo estuviese ahí”.

Al momento de su retiro, Aparicio ostentaba varios registros para campo cortos, más doble plays, asistencias, inning jugados, hits conectados, juegos jugados, entre otros, que fueron cayendo a finales de los años noventa y comienzos de la década del nuevo siglo. La mayoría de esos registros están en manos de Omar Vizquel, Ozzie Smith y Derek Jeter.

Sus nueve Guantes de Oro representaron la mayor cantidad para un campo corto hasta que Ozzie Smith lo superó con 13, actual marca en las mayores.

La cifra

Luis Aparicio domino la votación al Salón de la Fama de 1984, al alcanzar 84.62% de los votos (341 de 403), por encima de Harmon Killebrew (83.1%) y Don Drysdale (78.4%): Pee Wee Resee y Rick Ferrell obtuvieron su exaltación por el Comité de Veteranos.


@beisboladentro

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