lunes, 17 de noviembre de 2014

El día que el junior cambio el béisbol para siempre


Cuenta la leyenda que Luis Aparicio Ortega “El Grande”, estaba listo para decir adiós al béisbol en la temporada 1953-1954 con el Gavilanes, se había predestinado el 17 de noviembre como el día en que el padre le cedería el testigo al hijo en el recordado estadio  Olímpico de la ciudad de Maracaibo, pero un fuerte aguacero impidió que el juego se llevará a cabo, quedando para el día siguiente el acto de retiro del jugador.

Fue así como un 18 de noviembre, día de la patrona del estado Zulia, la Virgen de la Chiquinquirá, Luis Aparicio padre, cedió su puesto para que su hijo Luis jr debutará al profesional. De esta manera nacería una leyenda que durante las siguientes dos décadas lo convertirían en el mejor campocorto del béisbol.

En una temporada donde se rinde tributo a sus 30 años de ser exaltado al Salón de la Fama de Cooperstown y 80 de vida, Aparicio es la figura más importante del béisbol venezolano en los últimos 50 años. Los logros alcanzados tanto en el país como en el béisbol estadounidense, lo colocan en un sitial especial, reservado para aquellos que marcaron un antes y después en este deporte.

Han transcurrido 61 años de aquel inolvidable momento y millones de reportajes se han escrito acerca de este zuliano, modelo de constancia y superación. Una figura que siguió al pie de la letra aquella frase que su padre le inculco cuando éste le dijo que quería ser pelotero profesional: “Nunca seas segundo de nadie, sino el número uno”.

Y así fue, Aparicio se constituyo en el número uno en todos los aspectos del juego y cuando supo que sus condiciones comenzaron a mermar, dio un paso al costado y no romper aquella promesa que le hizo su padre.

Su recompensa llegaría once años después de su retiro, cuando en su sexto año en las boletas lideró las votaciones para los nuevos miembros del Salón de la Fama, por encima de Don Drysdale y Harmon Killebrew. En Venezuela, recibió el homenaje más grande que un jugador puede tener, el retiro de su emblemático número 11 de todos los equipos que hacen vida en la LVBP, un honor que pocos pueden tener.

Nacido en Maracaibo un 29 de abril de 1934, abandonó sus estudios para iniciarse en el béisbol amateur en 1949, inspirado en las hazañas de su padre, quien era considerado el más grande jugador amateur en ese entonces y se encontraba participando en su cuarta campaña como profesional en la naciente Liga Venezolana de Béisbol Profesional.

A los 19 años, sustituirá a su padre en el campocorto del Gavilanes para la campaña 1953-54, fue tal su desempeño que fue galardonado con el Novato del Año al concluir con promedio de 244 con 31 anotadas, 8 bases robadas y 11 carreras impulsadas.

Los Leones del Caracas obtendrían sus servicios para la siguiente temporada. Aunque su promedio cayó a un 191, se robo 21 bases para ser líder en ese departamento.

Aparicio se ausentó de la pelota venezolana en un lapso de nueve años en parte a su meteórico ascenso en las mayores con los Medias Blancas de Chicago.

Al volver en la campaña 1963-1964 con los Tiburones de La Guaira ya era una estrella a nivel nacional. Con los salados estuvo seis temporadas antes de partir a las Águilas del Zulia, que eran dirigidas por su padre en la temporada 1969-70. Ese año tomaría las riendas del club tras su despido. Para la 1972-73 jugaría con los Cardenales de Lara hasta su retiro dos temporadas después.
Con Alfonso "Chico" Carrasquel en su estreno en 

las mayores con los Medias Blancas de Chicago

Inicio su faena de técnico con Lara, Zulia, Caracas, Navegantes del Magallanes, La Guaira y Petroleros de Cabimas, este fue su talón de aquiles, pues no logró el éxito que tuvo como jugador. Su récord como manager fue 155 victorias y 210 derrotas.

De Novato del Año al Salón de la Fama
Firmado por los Medias Blancas de Chicago, Aparicio solo permaneció dos años en ligas menores, cuando recibió la noticia de que sería el campocorto de los patiblancos para la temporada de 1956. Tendría el amargo placer de sustituir a quien consideraba su ídolo y mentor Alfonso Carrasquel, quien sería cambiado a los Indios de Cleveland.

Para ese entonces había estupor en la Ciudad de los Vientos, Carrasquel era un autentico ídolo en el equipo y cuando se le pregunto al dueño del equipo porque cambió a Carrasquel para entregarle el puesto a un novato, éste respondió: “Tenemos una máquina de hacer outs llamada Louis Aparicio”.

Rápidamente Aparicio se metió en el bolsillo a la afición de Chicago, gracias a su pimentoso juego y excelsa defensa. Él impuso nuevamente el robo de base en las mayores que había desaparecido gracias a las proezas de Babe Ruth, Lou Gehrig y compañía. Fue galardonado Novato del Año, siendo el primer latinoamericano en llevarse la distinción.

La leyenda continúo en los siguientes años al establecer un tope de nueve años consecutivos siendo líder en estafadas en la Liga Americana, algo que figuras como Rickey Henderson, Maury Wills, Kenny Lofton, Vince Coleman, Tim Raines, entre otros no pudieron lograr.

Fue el primer venezolano en debutar en una Serie Mundial y aunque los Dodgers de Los Ángeles salieron airosos en 1959, Aparicio saboreo las mieles del éxito en 1966 con el uniforme de los Orioles de Baltimore.

Su etapa en las mayores estuvo compuesta por Chicago (1956-1962, 1968-1970), Orioles de Baltimore (1963-1967) y Medias Rojas de Boston (1971-1973), en 1974 en pleno entrenamiento primaveral Aparicio recibió la noticia de que no sería el campocorto regular de los patirojos sino Mario Guerrero, y fue cuando recordó las palabras de su padre, allí decidió poner fin a su carrera como pelotero, pese al interés de los Rojos de Cincinnati de contratarlo para que fuera mentor de David Concepción.

Entre sus logros además de su liderato en bases robadas y del anillo de Serie Mundial. Aparicio se retiro siendo el líder entre los campocortos en juegos jugados (2.581), asistencias (8.016), lances aceptados (12.564), dobleplays (1.553), nueve Guantes de Oro, 13 asistencias al Juego de Estrellas en las que impuso el récord de más outs realizados en estos eventos con 15, outs realizados (4.548), 7 veces líder en asistencias de manera consecutiva, 7 años consecutivos como líder en lances aceptados y 2.677 hits como campocorto.

En 1959 finalizo segundo en la votación al premio Jugador Más Valioso de la Liga Americana que ganó su compañero Nellie Fox.

Otros logros alcanzado por Aparicio en su carrera es que en seis oportunidades conecto cinco hits en un partido y disparo dos grand slam en su carrera (4 de septiembre de 1963 con Baltimore y 10 de abril de 1971 con Boston). Su promedio de 313 en 1970 fue el mayor average para venezolano alguno en las mayores hasta el 370 conseguido por Andrés Galarraga en 1993.

En 1984 lideró las votaciones al Salón de la Fama en su sexto intento con un 84,62% (341 votos) por encima de Harmon Killebrew y Don Drysdale.

Aparicio cuenta con mucho énfasis que cuando hicieron el anuncio de su escogencia al Salón de la Fama, no tenía claridad de la magnitud del asunto. Él se entero de su exaltación en la carretera en compañía de Carlos González, ya que para ese entonces era comentarista deportivo de RCTV y ambos escucharon a Delio Amado León por la radio decir la noticia. Los titulares no se hicieron esperar por el logro alcanzado en la historia deportiva del país.

Su discurso aquella tarde del 12 de agosto fue corto pero muy emotivo.

Así fue Aparicio una figura que siempre se mantuvo sereno y alejado de los escándalos. Una persona como cualquier otra. Desde hace más de dos décadas vive en Lara y esta temporada recibe un reconocimiento más que merecido justo.

Una gloria que aún levanta alegría y tumultos cuando su nombre es pronunciado.

Sabias que…
En su estrenó con el Gavilanes, el mánager Ralph Krees, colocó al viejo Aparicio en su alineación como campocorto y primer bate. Este solo dejo pasar un envío del lanzador de Pastora, Howie Fox, y Krees pidió tiempo para hacer el cambio. Así, el padre, le entregó el bate a su hijo, quien falló con rodado a la inicial en su primer turno como profesional. Su tío, Ernesto, dueño del conjunto rapaz, presencio junto al público presente la inolvidable escena.

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@beisboladentro

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