domingo, 24 de julio de 2011

Roberto Alomar el acróbata de los inmortales



Durante 17 temporadas Roberto Alomar demostró porque fue considerado el mejor segunda base del béisbol, su elegante fildeo y su excelso bateo lo hizo merecedor de grandes galardones, que le hicieron acreedor en enero de 2011 la inmortalidad en el béisbol al recibir el 90.0% de los votos.

Su legado sin duda supera con creces a muchos jugadores boricuas, incluso sus habitantes  consideran a Alomar como el mejor pelotero de la isla, por encima del inmortal Roberto Clemente… y vaya que lo merece.

Alomar redefinió el prototipo de camarero del béisbol, Roger Hornsby fue el mejor bateador (tres veces bateo para 400), Jeff Kent tuvo poder (366 jonrones), Joe Morgan el liderazgo (dos veces MVP), Jackie Robinson el instinto (jugó varias posiciones) y Ryne Sandberg todas las herramientas de una estrella y un gran magnetismo con los aficionados (nueve Guantes de Oro y siete Bates de Plata). Pero fue Roberto Alomar quien conjugó todas esas virtudes y se convirtió en un modelo a seguir por una nueva generación que creció viendo sus acrobacias en el campo, aquellos que se maravillaron al ver los pivots a la hora de hacer una doble matanza, o simplemente se dejaron llevar por su bateo.

Roberto Alomar entró este domingo 24 de julio formalmente al Salón de la Fama de Cooperstown, hogar de los inmortales de este deporte llamado béisbol; su legado dejo huella en las divisas que jugó, pero será los Azulejos de Toronto la franquicia con la cual Alomar será recordado, siendo además el primer pelotero que tiene la franquicia canadiense en Cooperstown.

Sin duda una semana de mucha nostalgia para el boricua que vivió además el retiro de su número 12 de la franquicia azuleja, con los cuales jugó entre 1992 y 1995.

Alomar no estuvo solo en su acto de entronización, lo acompañaron Bert Blyleven, Pat Gillick, Bill Conlin y Dave Van Horne.

Nacido para triunfar

Alomar de 43 años, jugó 17 temporadas con los Padres de San Diego, Azulejos de Toronto, Orioles de Baltimore, Indios de Cleveland, Mets de Nueva York, Diamantes de Arizona y Medias Blancas de Chicago. Fue electo doce veces al Juego de Estrellas y entre 1992 y 1993 ayudó a Toronto a ganar sus únicos dos trofeos de Serie Mundial.

“Para mí es un orgullo, especialmente para mí que vengo de un pueblo pequeñito como Salinas en Puerto Rico, elegí la gorra de Toronto por las Series Mundiales, los años que tuve, la organización y la fanaticada. Allí me hice un buen pelotero. Es especial ser el primer Blue Jay en el Salón de la Fama”, agregó el boricua.

Ganador de 10 Guantes de Oro – la mayor cantidad para un segunda base -, bateo para 300 con 2.724 hits, 210 jonrones, 474 robos, cuatro Bates de Plata, además de 12 apariciones consecutivas al Juego de Estrellas. En los últimos años de su carrera tuvo que luchar con múltiples lesiones en su espalda y rodilla, acortándole su chance de jugar y buscar los 276 hits que le faltaban para los tres mil.

Entre los 18 hombres que alcanzaron Cooperstown por jugar en la intermedia primordialmente, ninguno fue más completo que Alomar.

Mike Scioscia, manager de los Angelinos de Anaheim, aseguró que “Alomar redefinió la posición de segunda base no sólo defensivamente sino también a nivel ofensivo. El alcance que cubría defensivamente no tiene par. Era un jugador increíble que te podía ganar él solo un campeonato”.

Hablando en español e inglés, el tercer boricua en ingresar a Cooperstown, manifestó sentirse orgulloso de ser puertorriqueño. “Siempre jugué por mi isla, ha sido una bendición poder compartir este momento con todos ustedes”.

Alomar es el primer jugador en entrar al Salón de la Fama luciendo la gorra de los Azulejos y apenas el vigésimo segunda base en lograr el honor.

Roberto nació en una familia netamente vinculada al béisbol y siguió los pasos de su padre al jugar la posición de segunda base. Santos actuó durante 15 años en las mayores y su hermano Santos Jr. brillo como receptor durante veinte años.

Blyleven: 15 años de espera

“Llegue muy joven y me retiré siendo un veterano, fui uno de sólo tres lanzadores en ganar un juego antes de cumplir 20 años y después de los 40. Sólo amé un deporte en el que sentí que podía competir al nivel máximo”.

Esas fueron las palabras de Bert Blyleven al conocer su exaltación al Salón de la Fama, luego de un periplo de quince años, donde el lanzador sufrió el rechazo de los electores.

El primer holandés en ser exaltado al Salón de la Fama ganó 287 juegos en su carrera de 22 temporadas. Aunque perdió 250, Blyleven lanzó 60 blanqueadas (la novena mayor cantidad de la historia) y acumuló 242 juegos completo. Finalizó su carrera en 1992, con 3.701 ponches (la quinta mejor cifra de todos los tiempos). Cumplió además con 685 aperturas (onceavo en la historia), lanzó 4.969 episodios y un tercio (14º) y tuvo foja de 3-0 en Series de Campeonato y 2-1 en Serie Mundial.

Electo por Minnesota en la tercera ronda del reclutamiento amateur de 1969, Blyleven se convirtió en el pitcher más joven en las mayores cuando el 2 de junio de 1970,  se estrenó con apenas 21 aperturas en las menores.

Su exaltación tardó 15 años en obtener el reconocimiento de los votantes de Cooperstown, con el mínimo de votos requeridos (75%). Fue seleccionado por los Mellizos de Minnesota en la tercera ronda del draft de 1969, dos veces al Juego de Estrellas, Novato del Año en 1970, tiró un juego sin hits en 1977 y dueño de la curva más temida de las mayores. Dos veces campeón mundial con Pittsburgh en 1979 y Minnesota en 1987.

Gillick el arquitecto

Electo por el Comité de Veteranos de la era de expansión en diciembre de 2010, Pat Gillick fue gerente general de cuatro equipos, con tres títulos de Serie Mundial. Con Toronto en 1992 y 1993 y con los Filis de Filadelfia en 2008.

Su carrera de beisbolista fue de cinco años en las menores con Baltimore y Pittsburgh, sin pasar más allá de Triple A. En 1963 se inició como asistente del director de las menores de los Astros de Houston. Trabajó con los Yankees de Nueva York, en 1976 partió a Toronto tras el debut de la franquicia, donde ocupo la vicepresidencia y luego la vicepresidencia de operaciones de béisbol.

Ganó cinco títulos de división como gerente general (1985, 1989, 1991, 1992 y 1993), en 1995 fue nombrado gerente de los Orioles, guiando al equipo a los play off en 1996 y 1997. Siguió como gerente de los Marineros de Seattle, equipo que fue a los play off en 2000 y 2001. La foja de 116-46 del equipo en 2001 igualó a los Cachorros de 1906 en cuanto a victorias en una temporada. En 2005 pasó a ser el gerente de los Filis y se retiró en 2008 luego que Filadelfia ganara el campeonato.

Responsable de campeones

Pat Gillick como gerente de los Azulejos de Toronto, fue el responsable de que Roberto Alomar y Joe Carter llegarán a Toronto por Tony Fernández y Fred McGriff.  Con Alomar como bujía, Toronto alcanzó la serie de campeonato de la Liga Americana al año siguiente y después cayeron los sucesivos campeonatos del Clásico de octubre de 1992 y 1993.

Asimismo fue responsable de la llegada de Paul Molitor, Dave Cone y Rickey Henderson a la tropa canadiense. Fue él quien cambio a Ken Griffey a Cincinnati, además de formar un team work en Baltimore, cuando llevó a Alomar y Palmeiro.

De interés

Alomar se estrenó con los Padres de San Diego el 22 de abril de 1988, su primer hit fue ante Nolan Ryan quien años después le propino el ponche cinco mil en las mayores.

El promedio de fildeo de Alomar fue de 984 y se robo al menos 30 bases en ocho temporadas.
Bateo para 313 en Series de Campeonato y 347 en Serie Mundial.

El incidente del escupitajo le costó convertirse en apenas el cuarto segunda base y el 45to jugador en la historia en ingresar al Salón de la Fama en la primera votación. Ocho votos lo separo de ser exaltado en 2010.


Con Alomar el incremento de latinos al Salón de la Fama pudiera incrementarse en los próximos años con Edgar Martínez, Pedro Martínez, Omar Vizquel, Juan González, Sammy Sosa, Iván Rodríguez, entre otros.

Es el séptimo jugador latinoamericano y el tercer boricua elegido a Coopertown por sus méritos en los campos de Grandes Ligas. Allí figuran: Roberto Clemente y Orlando Cepeda (Puerto Rico), Juan Marichal (República Dominicana), Luís Aparicio (Venezuela), Rod Carew (Panamá), Tany Pérez (Cuba). Los restantes latinoamericanos fueron reconocidos por su desempeño en las ligas negras: Martín DiHigo, José Méndez y Cristóbal Torrientes (Cuba), en la narración están el argentino Ely “Buck” Canel, el ecuatoriano Jaime Jarrin y el cubano Rafael “Felo” Ramírez.

El periodista Bill Conlin recibió el premio J.G. Taylor Spink y el narrador Dave Van Horne el premio Ford C. Frick.

@beisboladentro           

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