jueves, 28 de febrero de 2013

Pompeyo Davalillo ahora dirige desde el cielo



Aún recuerdo como si fuese ayer mi entrevista con Pompeyo Davalillo.

Trabajaba en el diario El Regional del Zulia y comenzaba a dar mis pinceladas en el periodismo deportivo de la mano de Erinson Piñeiro, coordinador de deportes en ese entonces.

Era el año 1999, Davalillo era homenajeado por la Cámara Municipal de Santa Rita, por su dilatada carrera como pelotero.

Una de sus primeras declaraciones fue “El béisbol es una parte importante de mi vida”. Así fue, Davalillo amo y vivió de este deporte que lo convirtió en un jugador de mucha valía para los Leones del Caracas, conjunto con el que participó durante 13 campañas, obteniendo el Novato del Año en la temporada 1952-53.

Yo-Yo, como fue conocido durante su época de jugador, nació en Cabimas el 30 de junio de 1931, convirtiéndose en el primer zuliano en llegar a las Grandes Ligas y el cuarto nativo en arribar al big show. Debutó el primero de agosto de 1953 con los Senadores de Washington, con quien solamente participó en 19 cotejos para dejar promedio de 293.

Una lesión en su pierna lo aparto como pelotero activo, pero no amínalo su deseo de seguir vinculado a este deporte.

Entre los registros que dejó Yo-Yo en las mayores se destaca el robo al plato en las mayores ante los Indios de Cleveland, siendo el primer nativo en realizar tal proeza.

Inicio su peregrinar como técnico siendo de mucha valía para la formación de nuevos valores en el Caracas, entre los que se destaca su hermano menor Víctor Davalillo, quien llegó a convertirse en el mejor bateador de nuestro país.

Como mánager llegaría su consagración.

Pompeyo supo meterse en el bolsillo a la afición y a los medios, el carismático estratega fue para muchos un maestro del béisbol, no había jugada que no trajera consigo una reclamación o una expulsión. Con las Águilas del Zulia alcanzó sus dos primeras coronas 91-92 y 92-93, siendo el punto más alto en su carrera de técnico.

Pero así como Davalillo dio muchas alegrías a la afición zuliana, su ciclo se cerró abruptamente en el elenco rapaz iniciando su periplo por Leones del Caracas con quien llegó a la dirección tras la renuncia de Phil Reagan, quien fue nombrado mánager de los Orioles de Baltimore.

Esa campaña 94-95, Pompeyo enfrento a su ex equipo en una final que se fue a siete cotejos y de la mano de Omar Vizquel, Caracas consigue el campeonato.

Fue una venganza consumada como muchos aseguraron.

Davalillo siguió su periplo por Caribes de Oriente (hoy de Anzoátegui) y retorna a las Águilas ya como miembro del cuerpo de técnicos.

Su retiro no lo mantuvo alejado, siguió enseñando béisbol a nivel juvenil y retomo la dirección con el equipo de la UCV.

Su último cargo fue como director del Instituto Municipal de Deportes de Cabimas (IMDEC), en el año 2005.

Hoy, su entrega y pasión por el béisbol continua vigente, sus hijos Marco y David Davalillo han tenido una fructífera carrera en los diamantes. El primero obteniendo en dos ocasiones el Mánager del Año y el segundo coach de banca con los Leones del Caracas, equipo que le brindó una ocasión para dirigir.

Se va Pompeyo, pero su legado perdura…

@beisboladentro

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