domingo, 8 de febrero de 2015

Urge un nuevo formato para la Serie del Caribe


Más allá de caer en sentimentalismos hay que recordar que las reglas fueron claras para los participantes. Se aplicó en Margarita el año pasado sin contratiempos y se repitió en la edición de este año.

El primer título de Cuba tras 55 años de ausencia de una Serie del Caribe, significa un jubilo grande para la Confederación del Caribe, que trajo de vuelta a uno de los países fundadores del evento a esta competición, con el propósito de darle oxigeno a un formato que lucía desgastado y que perdió atractivo cuando las estrellas de las Grandes Ligas dejaron de participar en ella, y tras ver las celebraciones de equipos sin jugar en el terreno.
¿Fue Cuba un campeón justo?

El nuevo formato trae aires de renovación a la llamada “Pequeña Serie Mundial Latinoamérica”, pero lo acontecido en Puerto Rico puede ser indicio de un precedente que pudiera repetirse en cualquier momento.

Sin desmeritar los logros de Cuba a nivel internacional, el béisbol antillano no ha arrojado el nivel esperado en las dos Series del Caribe realizadas. El año pasado Naranjas de Villa Clara quedó eliminado en primera vuelta al dejar marca de 1-3; mientras que este año Vegueros de Pinar del Río con el mismo registro accedieron a semifinales, donde dejaron en el camino a Caribes de Anzoátegui, representantes de Venezuela, quienes tenían hasta ese entonces marca de 4-0.

Los venezolanos quedaron fuera de la final en un partido de muerte súbita, mientras que los antillanos llegaron a la final y se coronaron campeones para dejar un registro global de 3-3, misma marca que dejó México, quien culminó sub campeón.

Venezuela por su parte se marchó con las manos vacías y con el mejor registro del torneo 4-1.
Acaso es justo que el mejor equipo sea eliminado por perder un solo encuentro.

Pero ese fue el formato aprobado y con ese se jugó, no hay reclamos sino decepción, coraje y rabia por ver como una celebración se originó en medio de un mal desempeño en el terreno de juego y tras deserciones de dos figuras antillanas.

Cuba gana amparado en un formato que puede ser benevolente en el futuro para otro país.

Es allí donde la Confederación deberá tomar las cartas y decidir si esto seguirá aplicándose o modificar la normativa para evitar que la serie vuelva a decaer en cuanto a los niveles de audiencia y asistencia.

Lo salomónico sería premiar al mejor conjunto de la primera vuelta con su clasificación directa a la final y dejar que los cuatros restantes equipos dimitan en dos partidos el siguiente clasificado, estoy seguro que la respuesta sería mayor y habría igualdad de condiciones para los participantes.

Quizás sea una opinión sin respuesta, pero estoy seguro que el formato más que beneficioso, deberá ser ajustado y evitar el ruido que causo la eliminación injusta de Caribes de Anzoátegui.

No estoy en contra de premiar la mediocridad, pero no es justo que un partido defina el futuro de un equipo en el torneo, y ya esto se ha visto en el Clásico Mundial de Béisbol y en las Grandes Ligas con la aplicación del juego de los comodines.

El espectáculo siempre va a demandar mejoras y por lo pronto el ensayo ha sido positivo para la Confederación, todavía hay que pulir ciertos detalles para devolver la elegancia que una vez trajo la Serie del Caribe.


@beisboladentro

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