Suspenso
El tercer encuentro de la final entre Cardenales de Lara
y Águilas del Zulia, quedará grabado en los anales de estos eventos, por las
situaciones que se presentaron y que arrojaron como punto final la suspensión
del mismo, tras altercados de orden público.
Por segunda vez en estas instancias una suspensión pasa a
decidir el destino de los dos finalistas y, a diferencia de lo acontecido en la
temporada 99-2000, la conclusión del tercer partido se jugará a puerta cerrada el
martes en horas de la tarde.
Las acciones se reanudaran como quedaron ante de los
incidentes que provocaron la suspensión. Cierre del décimo, dos outs,
corredores en tercera y primera y Alí Castillo al bate. De anotar los zulianos
el encuentro se dará por concluido y las Águilas colocarían la serie 3-0, para
posteriormente jugar 40 minutos después el cuarto encuentro de la final.
En caso de ganar Lara, la serie se colocaría 2-1.
Tras una ofensiva de 23 carreras en los dos primeros encuentros,
la afición zuliana asistió masivamente al parque Luis Aparicio “El Grande”, que
recibía un encuentro de serie final por primera vez en 17 años. El aforo del
parque se quedó pequeño al establecerse un nuevo récord en asistencia con
21.740 personas, dejando atrás el registro que la misma afición zuliana había
establecido una semana antes en la serie ante Caribes de Anzoátegui en el
quinto de la semifinal.
El partido tuvo movimiento de ambos lados, Lara tenía
todo para concretar su primer lauro en esta final, pero el bate de Ronny Cedeño
acabó con esas intenciones al dar un sencillo con las bases llenas para igualar
el encuentro a siete carreras, lo que desató el altercado en las tribunas que
llevo a suspender el encuentro por alrededor de 40 minutos, cuando se jugaba la
parte baja del décimo capitulo.
El umpire principal, Jorge Terán, en su rol de máxima
figura nunca hizo el llamado de atención tras el primer y segundo incidente,
tampoco se vio movimientos en los órganos de seguridad en atacar la situación
cuando se produjo el tercer altercado entre jugadores de Lara y público, acción
que motivo a Luis Dorante a retirar a sus jugadores, amparado por las reglas de
la liga.
En el ambiente circulaba la opción de confiscar el
encuentro. Una opción que los árbitros deseaban evitar, los estatutos son
claros con respecto a esta situación, el partido podía confiscarse a favor de
Lara, debido a que no había seguridad para sus peloteros, pero también el
equipo larense podía perderlo si se negaba a salir a jugar.
La liga decidió jugar a puerta cerrada la conclusión del tercer encuentro para la tarde de este martes Foto: Diario Panorama |
Al final se optó por la decisión más salomónica, evitando
así daños al espectáculo, que quizás las fuerzas del orden público no hubieran
podido controlar si el juego terminaba bajo las decisiones de la liga y no en
el terreno de juego.
A pesar de los intentos infructuosos por parte de la
gerencia zuliana de reanudar las acciones, la larga espera era otro factor a
tomar en cuenta.
Sin ánimos de caer en fanatismo y apelando a la
imparcialidad, estos hechos hay que repudiarlos sea el escenario que sea. La
afición marabina no controlo sus emociones, hablamos de 17 años sin una
instancia final, por más llamados que se hicieron, la afición siguió excitada
por la reacción del equipo rapaz y los hechos que pudieron controlarse jamás se
lograron porque nunca hubo el llamado de atención. Quizás algunos digan que en
Barquisimeto se vivió lo mismo, pero a diferencia de lo sucedido el pasado
sábado en el segundo juego, las fuerzas del orden público controlaron la
situación y se pudo continuar el partido, algo que no estaba claro en el coso
marabino, tras tres interrupciones.
Dorante apeló a la lógica y al resguardo de sus
peloteros, más allá del sainete que algunos periodistas zulianos y personas
quisieron mostrar por las redes sociales, la actitud del público zuliano dejo
mucho que desear.
Queda ahora de parte del equipo zuliano garantizar la
seguridad para el encuentro de este martes, ya con la situación vivida la noche
del lunes, hay un precedente que podría traer sanciones al conjunto naranja e
incluso la potestad de los árbitros de confiscar el encuentro a favor del
equipo visitante si estos hechos vuelven a ocurrir.
Por supuesto son suposiciones las que comentó pero que
están latentes en estos momentos.
El episodio de la discordia
La situación comenzó en la parte alta del octavo, cuando
los pájaros rojos voltearon el juego y se pusieron arriba 5 por 4, con hit
productor de dos rayitas por parte de Jesús Montero. Allí empezaron a caer
objetos al campo desde la grada del left.
Los locales forzaron el empate con un jonrón de Mario
Lissón, para ir al extrainning.
Como sucedió antes en el estadio Antonio Herrera
Gutiérrez, de Barquisimeto, hubo desadaptados que siguieron hostigando a los
peloteros visitantes, las fuerzas del orden público poco pudieron hacer para
solventar la situación.
Tubey de Denis Phipps y sencillo productor de Elvis
Escobar empujaron dos más para los crepusculares en la alta del décimo. Pero
los anfitriones castigaron a cerrador Hassán Pena en la baja, igualando el
marcador y dejando el rancho en llamas, cuando la euforia volvió a hacer de las
suyas.
El arbitraje tampoco fue el más acertado, no hubo advertencias ante los dos incidentes anteriores. Foto: lvbp.com |
Claves
Los Cardenales tuvieron todo para ganar y/o para poner el
juego bajo protesta ante situaciones irregulares. Un batazo de Héctor Giménez
que tomo el lanzador Carlos Hernández, que posteriormente tiró a segunda para
completar una doblematanza, mostró en la repetición de las televisoras que Alí
Castillo jamás tocó la segunda almohadilla.
Ronny Cedeño, fue puesto out por regla en el primer
capítulo por adelantarse su turno en la alineación.
Jordany Valdespin corrió en la novena entrada fuera de su
línea de carrera viéndose claramente como choca con Rangel Ravelo, si bien
Dorante apeló a la revisión, jamás pidió a los árbitros constatar si el jugador
iba corriendo en su línea de carrera.
Una sola vez en la historia de la LVBP ha ocurrido que un
equipo visitante ha barrido con los dos primeros juegos de la final y, a pesar
de ello, no ha resultado ganador de la corona, lo que es un buen augurio para
las Águilas del Zulia en su duelo sobre los Cardenales de Lara.
La tropa que dirige el manager Lipso Nava pisó el plato
23 veces en Barquisimeto, para convertirse en el quinto escuadrón que empieza
fuera de su casa con dos triunfos en las series decisivas que se han disputado
a un máximo de siete compromisos para ganar cuatro.
Los Leones del Caracas vencieron dos veces en Maracaibo,
en la temporada 1972-1973, para terminar llevándose el duelo 4 por 1 ante las
Águilas. Los melenudos repitieron en la 81-82, en la casa de los Cardenales de
Lara, para cargar con el título también con resultado final de 4 por 1. Zulia
lo hizo en la 92-93, serie que terminó invicto, barriendo ante los Navegantes
del Magallanes. No sucedió así en la siguiente oportunidad, en el campeonato
1993-1994, en el que los melenudos ganaron los primeros dos choques en
Valencia, sólo para caer al máximo de siete cotejos ante los turcos.
Águilas llegó al tercer juego anotando diez o más
carreras en juegos consecutivos en finales desde que lo hizo el 24-01 y
26-01-93 ante Magallanes. De igual modo, Zulia estando 2-0 en series finales
presenta un campeonato (1992-93 ante Magallanes por barrida) y derrota en 1994-1995
ante Leones en seis juegos.
La ofensiva zuliana sigue encendida y llegaron al tercer
encuentro con un promedio colectivo de 375, mientras que Lara presenta 221. El
cuerpo de abridores de los zulianos presenta 1.50 de efectividad colectiva,
mientras que Lara tiene 7.50.
Reynaldo Rodríguez presenta una lesión en su hombro y fue
sustituido por el lanzador de Bravos de Margarita, Luis Ramírez.
El toque de bola de Juniel Querecuto que le permitió
embasarse, y el posterior robo de Phipps, fueron determinantes en la reacción de
los larenses que se fueron arriba en la parte alta del décimo episodio.
La liga prevé desde hace más de una década que un juego
confiscado por los umpires se debe reanudar posteriormente.
José Pírela supero a Carlos Quintana como el pelotero de
Águilas con más hits en una postemporada con 93.
Hassan Pena ha permitido 10 carreras limpias, catorce en
general, en 8 innings en series finales. No ha podido traducir su éxito a esta
fase.
Los cuadrangulares de Ronny Cedeño y Mario Lisson en el
tercer juego los ubica como el sexto y séptimo jugador naranja en dar jonrones
en una final en el Luis Aparicio: La lista la integran Carlos Quintana, Eduardo
Zambrano, Jesús González, José Luis Zambrano y Joe Girardi.
Los bates zulianos han despachado tres jonrones en esta
final, por Lara no ha habido vuelacercas.
@beisboladentro
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