sábado, 21 de septiembre de 2013

La generación dorada de los Yankees comienza a decir adiós


En 1995, los Yankees de Nueva York, rompían una racha de 14 temporadas sin asistir a una postemporada. Para los medios de Nueva York, la atención se centro en Don Mattingly, quien hacía su debut en estos eventos.

Mattingly, que contaba con 34 años, debuto en 1982, un año después que los Yankees cayeran en la Serie Mundial ante los Dodgers de Los Ángeles.

Desde entonces, el elenco a rayas jamás supo lo que era acceder a una postemporada.

El sueño de Mattingly y los Yankees de llegar a la Serie Mundial se esfumó cuando los Marineros de Seattle los eliminaron en cinco compromisos, en las instauradas Series Divisionales de esa temporada.

Al final el inicialista optó por el retiro después que la organización decidiera no renovarle su contrato.

Mientras Nueva York despedía a su pelotero insignia de una forma poco convencional; dentro del roster del club había cuatro jóvenes promesas que se convertirían en corto tiempo en las nuevas caras de la mítica franquicia.

Se trata de Derek Jeter, Mariano Rivera, Jorge Posada y Andy Pettitte, quienes fueron integrantes de los cinco gallardetes que consiguió el elenco neoyorquino entre 1996 y 2009.

Ningún equipo que se ha coronado campeón en un periodo similar, ha contado con el mismo núcleo de peloteros en su roster.
La dinastía Yankee inició en 1995, con
este cuarteto. Fueron eliminados ese
año por los Marineros de Seattle en la
primera ronda de postemporada.

Fue la generación dorada. Una generación que no ha vuelto a florecer en una divisa que ha dependido en los últimos años de contratos onerosos, sacrificando piezas importantes de su ya golpeado sistema de ligas menores.

Fueron ellos quienes dieron inicio a la dinastía Yankee a finales de los años noventa.

Mientras este cuarteto comenzaba a escribir sus carreras, los Yankees fueron brindándole al mismo tiempo oportunidad a otros jóvenes como D´Angelo Jiménez, Russ Davis, Mike Lowell, Andy Fox, Rubén Rivera, Ramiro Mendoza, Homer Bush, Ricky Ledee, Shane Spencer, Alfonso Soriano, Ed Yarnall y Ted Lilly, algunos de ellos lograron éxitos, otros se quedaron en el camino; lo cierto es que ninguno de ellos lograron en tan corto tiempo los registros de Jeter, Posada, Rivera o Pettitte.

Ellos tomaron el testigo de otras leyendas del equipo, y se convirtieron en modelos a seguir por sus propios compañeros.

Jorge Posada fue el primero en decir adiós en la temporada 2011.

Esta temporada Mariano Rivera y Andy Pettitte se despedirán.

Solo quedara Derek Jeter y cuando éste decida retirarse, los recuerdos de aquellos títulos serán grandes anécdotas para las siguientes generaciones.

Un receptor entre los grandes
Thurman Munson es considerado el mejor receptor en la historia de la organización.

Y fue este el modelo a seguir para Jorge Posada, quien recordó al mítico receptor que falleció en un accidente aéreo en 1979.

Cinco títulos de Serie Mundial, cinco Juegos de Estrellas, cinco Bates de Plata y un tercer puesto al premio MVP en 2003, son parte de sus pergaminos en 17 temporadas con Nueva York.

Se retiro en 2011, luego de conocer que la organización no lo tenía en sus planes para la venidera campaña, y aunque recibió propuestas para continuar jugando, el boricua prefirió decir adiós con aquella mítica frase que inmortalizó Joe DiMaggio.

“Le agradezco al buen Dios por haberme hecho un Yankee”.
Posada fue el primero en decir adiós en 2011

Con 40 años, Posada fue el primero del cuarteto de la suerte en decir adiós. Calificó su experiencia con los Yankees diciendo que la misma “no tiene precio”

Dejo promedio de 273 con 275 jonrones y 1.065 remolcadas en 1.829 juegos.

Es uno de los cinco receptores en la historia con 1.500 imparables, 350 dobles, 275 jonrones y 1.000 remolcadas. Está al lado de Johnny Bench, Gary Carter, Carlton Fisk e Iván Rodríguez. 

Junto a Bench son los únicos del grupo en jugar con una sola organización.

Sus 275 vuelacercas lo ubican octavo en la historia del club.

El mejor relevista de la historia
El año pasado una lesión en la rodilla derecha que le hizo perder la temporada completa, pospuso su retiro para esta temporada.

Aunque en principio se pensó lo peor, Mariano Rivera retornó por la puerta grande y ha demostrado que a pesar de tener 43 años, su repertorio se mantiene intacto como aquel joven que debutó a los 25 años con la organización del Bronx.

Al ritmo de Enter Sandman de Metallica, Mariano Rivera nuevamente luce su número 42 en los últimos episodios para ayudar a preservar los triunfos de su club.

Pocos recuerdan que hace 19 temporadas, el actual líder en salvados de todos los tiempos, se abría paso en la organización a rayas como un abridor más.

Azares del destino permitieron al cuerpo técnico mover al panameño a funciones de relevo. El resultado, más que conocido por todos, catapulta a Rivera como el mejor relevista en la historia de este deporte.
Rivera fue homenajeado en el Juego de Estrellas
de este año. No salvó pero se llevó un sonoro
reconocimiento del Citi Field de Nueva York

Un 12 veces “All-Star”, Rivera no quería que su carrera terminará por una lesión. Así como infundió miedo en sus rivales, hoy es testigo de los múltiples homenajes que recibe en cada parada que su club hace por las distintas ciudades.

El homenaje más grande será el que reciba en el Yankee Stadium este domingo, último día de temporada regular en el Bronx, un homenaje que de seguro hará que suelte algunas lágrimas que ni siquiera los múltiples logros alcanzados en su dilatada carrera han logrado.

Aunque en su mente está cerrar con un anillo de Serie Mundial, Rivera sólo disfruta del momento.

El astro canalero ha tenido una actuación espectacular en playoff con los Yankees, al ayudar a ganar cinco Series Mundiales con 42 rescates y un excelente promedio de efectividad de 0.70 en 141 episodios en 96 partidos en estas fases.

En 1999 fue declarado el Jugador Más Valioso de la Serie Mundial, mientras que en 2003 se llevó los mismos honores en la Serie de Campeonato de la Liga Americana.

El panameño no ha salvado menos de 28 juegos en cada una de las últimas quince temporadas.

Ha sido líder en rescates en tres ocasiones, dos de ellas con 50 o más salvadas.

Sin contar los números del viernes 20 de septiembre, Rivera presenta registro de 82-60 con 2.22 de efectividad. Su actuación lo catapulta con sólidos argumentos para ser entronizado en cinco años al Salón de la Fama, lugar al que pocos relevistas han podido llegar.

Su labor humana dentro y fuera del terreno le ha permitido recibir elogios de sus compañeros y rivales. Rivera se posiciona como un autentico candidato a ser exaltado al Salón de la Fama de forma unánime, algo que ni Babe Ruth, Ty Cobb, Nolan Ryan, Willie Mays, Hank Aaron o Cal Ripken han podido alcanzar.

Los 652 rescates que lleva, hacen de la marca una meta difícil de alcanzar, uniéndose a los 56 juegos consecutivos de Joe DiMaggio dando de hit, los 4.256 imparables de Pete Rose, los 7 juegos sin hits de Nolan Ryan o las 511 victorias de Cy Young.

En cuatro ocasiones ha concluido entre los tres primeros al premio Cy Young.

Esta temporada se despedirá y su ida ha creado un difícil panorama en la organización. No hay un sustituto para emular o acercarse a lo realizado por el lanzador nacido en Panamá.

Rivera ve como los días se acortan y sabe que los Yankees rezan porque cambie de parecer. Ya ha sido enfático y nada lo hará cambiar de parecer.

Ya probó un poco del homenaje de Nueva York, cuando fue vitoreado en el Juego de Estrellas, era la casa de los Mets, pero era como si lanzara en el Yankee Stadium.

Por lo pronto disfruta de los regalos originales que ha recibido de sus rivales.

Jeter, Posada, Pettitte y Rivera celebraron en grande
el quinto título de Nueva York en 2009
Una tabla de surf que le regalaron los Atléticos de Oakland, un disco de oro enmarcado con la canción Enter Sandman de Metallica, cinco bicicletas de paseo para su familia que le entregó los Padres de San Diego, una mecedora armada con bates rotos que provocaron sus lanzamientos por parte de los Mellizos de Minnesota, a la que apodaron “la mecedora de los sueños rotos”, replicas del Fenway Park por parte de los Medias Rojas de Boston, o dinero para su fundación, son parte del reconocimiento a su carrera.

Cuando la temporada regular expire, el número 42 dejará los terrenos, el último número que queda en las Grandes Ligas. Número que fue retirado de todos los equipos en homenaje a Jackie Robinson, quien rompió la barrera racial en los años 50. Número que Rivera exhibió con mucho orgullo por permiso de las Grandes Ligas.

Hoy, somos testigos de ver al más grande lanzador retirarse como los grandes.

Un zurdo excepcional
Con 41 años, Andy Pettitte decidió que era hora de decir adiós al deporte que tanto ama.

Lejos de aquellas diatribas que tenía de jugar o no, Pettitte aseguro que ya su cuerpo está agotado, física y mentalmente.

“Llegué a un punto en el que dejé en el terreno todo lo que tenía”, dijo Pettitte en el comunicado que se difundió está semana, en la cual señalo su retiro.
Ha jugado 18 temporadas en las Grandes
Ligas, quince de ellas con Nueva York.

En 2010, se retiro de los terrenos, pero un año después volvió por amor al deporte. Ahora al igual que Mariano Rivera se prepara para recibir un homenaje este domingo, día en el cual abrirá el partido ante los Gigantes de San Francisco, teniendo como mejor escenario al Yankee Stadium.

Pero quizás el momento más especial lo viva el último día de campaña regular, cuando lance ante los Astros en Houston, su ciudad natal y en la cual lanzó para los siderales entre 2004 y 2006.

En el comunicado que se difundió esta semana, Pettitte afirmó que contuvo sus deseos de anunciar su retiro para no restarle atención a Mariano Rivera que recibirá un merecido homenaje el domingo ante su público. Pero el legado de Pettitte en Nueva York es también de exitoso como el de Rivera.

Fueron quince años de muchos éxitos.

De por vida presenta marca de 255-152 con 3.86 de efectividad en 519 aperturas. Tiene 19 victorias en 44 aperturas en los playoff, cifras que representan un récord para el béisbol, cifras que quizás no logren abultarse si los Yankees quedan fuera de la postemporada.

Elegido a tres Juegos de Estrellas, conquistó cinco Series Mundiales y siete títulos de la Liga Americana. Fue el Jugador Más Valioso de la Serie de Campeonato de la Liga Americana en 2011, y es el líder histórico del equipo con 2.009 abanicados.

Pettitte supo sobreponerse al escándalo de dopaje al que fue vinculado y siguió demostrando que sus registros son una opción para ser exaltado al Salón de la Fama.

El lanzador aseguró que anunció su retiro antes que termine la campaña en agradecimiento a los fanáticos que lo apoyaron durante su carrera.

El más grande de todos
Con el retiro de Rivera y Pettitte, Derek Jeter será el último sobreviviente del título de Serie Mundial conseguido en 1996.

Aquejado por varias lesiones, Jeter, apenas ha jugado 17 partidos esta temporada en la cual culmina su contrato.

Es un hecho que recibirá una extensión en la que pudiera ser la última campaña de su dilatada carrera de 19 temporadas. Cinco anillos de Serie Mundial, cinco Guantes de Oro, 13 Juegos de Estrellas, cinco Bates de Plata, un premio Novato del Año, Más Valioso de la Serie Mundial del año 2000 y MVP del Juego de Estrellas de ese año, son algunos de los pergaminos que Jeter posee.
Jeter se encuentra entre los grandes
bateadores en la historia de la organización

Si a eso le sumamos que es el primer jugador de los Yankees de Nueva York con 3.000 hits, Jeter camina seguro al Salón de la Fama, una vez decida colgar el guante.

Quizás sea junto a Rivera candidato sólido a lograr la unanimidad en el recinto de los inmortales, quien sabe, su carrera ha sido modelo para muchos y ha sido lo más puro que representa el béisbol para los estadounidenses.

Jeter se ha ganado con pulso su lugar dentro de la organización a rayas. Su nombre figura al lado de Ruth, Maris, Mantle, DiMaggio, Berra y Gehrig, es una autentica leyenda y no sería descabellado pensar que su número 2 será retirado dentro de la organización.

Aunque su legado continúa escribiéndose, Jeter sabe que su tiempo de juego en el campocorto se verá disminuido. Tendrá 40 años la próxima temporada y es el único campocorto con más de 2.500 juegos en una posición.

Aceptara jugar como designado o cambiará de posición. Esas son las interrogantes acerca del futuro de Jeter para la próxima temporada. Jamás se ha desempeñado en otra posición que no sea campocorto, aunque sus cualidades atléticas siguen intactas, Jeter deberá probar que los años no pasan en vano.

Sólo él decidirá si el 2014 será su último año como profesional.

Para cuando anuncie la noticia, Jeter cerrará un ciclo.

Con su retiro se pondrá fin a la generación dorada de los Yankees de Nueva York, franquicia que no vislumbra una generación tan exitosa como la que vivió Jeter, Rivera, Posada o Pettitte.

Quien quita y ambos se reencuentren dentro de unos años en Cooperstown.


@beisboladentro

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