SAN
LUIS -- Algunas personas empleadas por los Orioles
de Baltimore en 1995 han hablado con reverencia a lo que ocurrió el 5 y 6
de septiembre, cuando Cal Ripen jugó en sus partidos consecutivos 2,130 y
2,131. La respuesta de los fanáticos a Ripken y la celebración del béisbol en
esos dos días no pudieron haber sido más especiales y la manera en la cual
Ripken manejó esas 48 horas fue excepcional, desde los cuadrangulares que pegó
hasta su disponibilidad para salirse de su rutina y compartir ese momento.
Y
muchas de esas mismas personas que trabajaron para los Orioles también te
hubieran dicho que jamás quisieran volver a tener un rol en un jugador
construyendo una racha partidos consecutivos como la de Rikpen.
Porque
creen que para el equipo -- el grupo de jugadores cuyo propósito teóricamente
es ganar partidos -- la racha de Ripken no fue algo bueno, y que debió de haber
tenido días libres, por el bien del equipo. Te dirían que la racha de Ripken se
convirtió en una carga para las operaciones de béisbol porque la racha tenía
que ser parte de la fórmula al momento de tomar decisiones y hasta sobrepasaba
la visión del manager.
Dentro
de varios años, habrá gente que trabajaba por los Yankees
de Nueva York esta temporada que diría lo mismo sobre la última temporada
de Derek
Jeter -- que la devoción ampliamente establecida por la organización de
ganar partidos ha tomado un rol secundario al esfuerzo de presentar a Jeter
bajo la mejor luz posible y pretender que, poniéndolo en el campo de juego, que
le da a los Yankees la mejor oportunidad de ganar.
Los
Yankees se han ganado un campeonato en ceremonias esta temporada, creando más
recordatorios para los fanáticos y una narrativa importante en un momento en el
cual quizás se siente como que es lo más correcto. Mientras las imágenes de la
temporada de la NFL del 2014 hasta el momento son dominadas por un pedazo de
video de una cámara de seguridad en Atlantic City, el béisbol ha tenido la
capacidad de pausar y honrar a Jeter por sus glorias y como le ha servido bien
al deporte.
Pero
en algún momento en ese camino, los Yankees se salieron de curso y el ganar se
convirtió en algo secundario al cuento de hadas de Derek Jeter 2014. Joe
Girardi dijo al comienzo de la temporada que "a mí no me contrataron para
montar una gira de despedida", pero en esencia, eso es exactamente lo que
ha ocurrido.
Una
decisión de ponerlo a jugar otra posición o bajarlo en la alineación hubiera
complicado todo y hubiera tenido que ser una decisión organizacional. En última
instancia, sin embargo, esta decisión está en manos de Girardi, y es Girardi el
que firma las tarjetas de alineación con Jeter bateando segundo y jugando el
campo corto toda la temporada.
A
menos que los Yankees hagan la remontada más impresionante en la historia,
serán eliminados de contención para los playoffs en la próxima semana y,
mientras nunca en realidad sabremos si una utilización de Jeter hubiera hecho
alguna diferencia en la tabla de posiciones, los números están claros: en el
día a día, fue uno de los peores jugadores en las Grandes Ligas este año.
Con Jacoby
Ellsbury fuera de la alineación en los próximas, es probable que Jeter
termine la temporada con más turnos al bate que cualquier otro Yankee y termine
entre los primeros 50 en apariciones al plato en las mayores con más de 600.
Casi
todas las apariciones de Jeter han sido desde la segunda posición en la
alineación y tiene un OPS de .615, el tercer peor entre los 25 bateadores con
más de 200 apariciones bateando segundo -- solo Omar
Infante (.586) y B.J.
Upton (.612) han estado peor. A pesar del peor OPS de su carrera, Jeter
tiene el tercer mayor número de apariciones en la segundo en MLB (Mike
Trout está primero con 688 y Elvis
Andrus segundo con 632).
El
juego defensivo de Jeter también ha sido un problema esta temporada, un hecho
del cual el personal de los Yankees está seguramente en conocimientoñ en
ocasiones Girarde removió a Jeter a cambio de defensa. Según Baseball Info
Solutiones, Jeter tiene un rating de -9 en términos de carreras defensivas
salvads, empate por 17mo entre los 22 torpederos que cualifican. En las últimas
cinco temporadas, Jeter tiene un rating de -56, el peor entre los torpederos en
ese espacio de tiempo.
El
que Jeter haya sido un jugador mediocre esta temporada no pudo haber sido una
gran sorpresa para los Yankees. Solo tuvo 73 apariciones al plato en el 2013 al
recuperarse de la fractura de su tobillo y lució terrible, con un OPS de .542.
La posibilidad de que la regresión de Jeter -- y la realidad de que necesitaba
ser movido a un rol de menor responsabilidad -- fue discutida aquí y en otros
lugares en enero y en los primeros días de mayo.
Cuando
Jeter tuvo un mal comienzos, con un OPS de .588 el 4 de myo, Girardi debió
haber hecho los ajustes. Para ese momento, los Yankees ya tenían un medida
amplia para pasar juicio -- los entrenamientos primaverales y un mes de la
temporada regular. Girardi debió haberlo movido más abajo en la alineación.
Debió haberlo utilizado menos en el campo corto y más en la primera base, en
dónde los Yankees tuvieron una necesidad constante y utilizaron jugadores con
poca experiencia en esa posición, como Francisco
Cervelli, Brian
McCann y hasta Carlos
Beltrán, quienes se cantaron voluntarios para jugar allí. En total, ocho
Yankees jugaron la primera base esta temporada.
Claro,
quizás había preocupación sobre cuál sería la respuesta de Jeter, si se
sentiría humillado. Y lo que se pudo haber dicho es esto: Esto no es un
insulto. Es una concesión a lo que es inevitable. Todo miembro del Salón de la
FAma que jugó por décadas se tuvo que mover a un rol menor al final de sus
carreras. Hank Aaron, el líder en cuadrangulares de todos los tiempos en 1976,
bateó tan abajo como sexto en su última temporada. Willie Mays, quizás el mejor
jardinero central de todos los tiempo, jugó mucho en la primera base en su
última temporada, y jugó a tiempo parcial. Babe Ruth fue dejado en libertad por
los Yankees en 1934, terminando su carrera con los Bravos de Boston. Ripken
cambió de posiciones.
¿Habría esto causado
incomodidad en la relación entre Girardi y Jeter? Absolutamente. Al igual que
lo hizo para Casey Stengel y Joe DiMaggio luego de que DiMaggio se diera cuenta
que prefería utilizar al más juvenil Mickey Mantle. DiMaggio, quien vio su
propio descenso en el futuro, se retiró tras jugar su último partido a la edad
de 36 años. Jeter tiene 40 años y está jugando la posición defensiva más
difícil y crucial de todo el diamante.
Jeter
pudo haberle hecho la vida más fácil a Girardi si hubiera ido a donde su
dirigente para darle libertad de moverlo en la alineación o de posición;
Girardi dijo el fin de semana pasado que eso nunca ocurrió.
La
duradera excelencia de Jeter, como es el caso de los grandes jugadores, fue
construida en su capacidad de creer en si mismo. EL obvio que no reconoció lo
absurdo de estos momentos cuando Brendan
Ryan -- uno de los mejores torpederos en el juego -- fue utilizado en
primera base, mientras Jeter estaba en el campo corto.
Pero
si Girardi hubiera hecho los cambios, quizás con las objeciones de Jeter y
otros en la organización, los Yankees hubieran estado en un mejor lugar para
ser competitivos -- algo que Girardi reflexiona en quizás cualquier otra
situación. Todos los días, envía a la banca a jugadores que preferirían estar
jugandoñ casi todos los días va a la lomita a quitarle la bola a los lanzadores
que preferirían continuar. Girarde toma esas decisiones porque quiere darle a
los Yankees una mejor oportunidad de ganar.
En
última instancia, el manejo de Girardi no ha ayudado a Jeter tampoco. Con Jeter
pasando por un mal momento competitivo entre ovaciones en agosto, más y más
columnistas miraron detrás de la cortina y cuestionaron el por qué Jeter estaba
siendo expuesto a un rol que va mucho más allá que sus destrezas a estas
alturas.
La
respuesta de Girardi ha sido que otros en la alineación han tenido problemasñ
McCann, Mark
Teixeira y Beltrán todos jugaron por debajo de las expectativas esta
temporada.
Pero
el punto aquí es que en mayo, todavía había una esperanza de que McCann,
Teixeira y Beltrás mejorarías -- y, por otro lado, el personal de los Yankees
debió de haber reconocido la probabilidad de que Jeter no rebotaría después de
lo que vieron el año pasado. Y Girardi movió a McCann, Teixeira y Beltrán en su
alineación a medida que Jeter se quedad en el mismo puesto.
Jacoby
Ellsbury fue firmado por $153 millones para batear primero y Brett
Gardner tiene las destrezas perfectas para batear segundo, pero Gardner
bateó noveno al principio del año y Ellsbury tercero porque Jeter tenía que
batear segundo.
Ya
para agosto, era demasiado tarde para bajar a Jeter en la alineación o moverlo
a primera base porque hubiera sido una distracción demasiado significativa en
su últimas días, y probablemente no hubiera valido la pena. Nadie hubiera
querido contestar esas preguntas incómodas en la última vuelta victoriosa.
El
año pasado, Girardi estuvo excepcional en su manejo de Alex
Rodriguez, quien estaba en medio de su pelea contra la suspensión, MLB y
los Yankees. Rodríguez estaba disparando demandas entre partidos, y aún con
eso, la respuesta de Girardi siempre fue que su trabajo siempre era dirigir al
jugador y al equipo y que no se podía preocupar por factores externos.
Esta
temporada, sin embargo, Girardi perdió ese objetivo de vista.
La
semana pasada en Baltimore, Girardi relató el cuento de cuando un día en Kansas
City le dio un día libre a Jeter. Un fanático que había comprado taquillas para
ver a Jeter le gritó al dirigente el juego completo, desde la primera hasta la
última entrada. Girardi resistió las ganas de complacer al fanático.
Debió
haber resistido las ganas durante toda la temporada.
El
hecho sencillo aquí es que el uso que los Yankees le dieron a Jeter -- el uso
que Girardi le dio a Jeter -- no le dio a los Yankees del 2014 una oportunidad
para ganar. No hay forma de esconderlo.
Por Buster Olney
ESPN.com
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