sábado, 8 de enero de 2011

McGriff a la sombra del esteroide


En su estadía en Chicago dio 42 jonrones
Continuando con los trabajos especiales sobre algunos peloteros que estuvieron este año en las papeletas para el Salón de la Fama, tenemos el turno de Fred McGriff; uno de los inicialistas con mayor producción que tuvo las grandes ligas durante 19 temporadas; fue el eje ofensivo en los diferentes equipos que participo, pero a pesar de haber tenido números realmente llamativos para Cooperstown, tal vez haberle faltado siete cuadrangulares para los 500 pudo haberle significado el inicio de un martirio para poder encontrar su entronización. 

McGriff al igual que Bagwell tuvo su apogeo en la “denominada” era de los esteroides, el inicialista zurdo jamás fue nombrado en el informe Mitchell, ni en el libro de Canseco y tampoco apareció como sospechoso en el Congreso norteamericano, pero tiene el honor de haber jugado junto a otros peloteros que fueron señalados como consumidores y por tal motivo hasta que no se demuestre lo contrario, pareciera que la BBWAA (Asociación de Escritores de Béisbol de Norteamérica), no votarán por aquellos jugadores que pueden ser sospechosos de usar hormonas para el juego.

Con Atlanta dio 130 jonrones
La lista es larga si tomamos en cuenta a los grandes jonroneros y jugadores de la década de los noventa y comienzo de esta década. Pero como he venido señalando la lista de los “verdaderos” implicados se ha hecho pública, pero el resto debe pagar las consecuencias de estar en una época buena o mala para el béisbol.

Un slugger comprobado

Cabe destacar que McGriff fue formado en las granjas de los Yankees de Nueva York, equipo que lo cambio a Toronto en 1982 por Dale Murray y Tom Dodd. Desde su estreno en las mayores ocurrido el 17 de mayo de 1986 con los Azulejos de Toronto; McGriff fue considerado un slugger en potencia, fama que le precedió durante once campañas consecutivas a partir de 1987, cuando comenzó a despachar 20 o más cuadrangulares para Toronto (1987-1990), San Diego (1991-1993) y Atlanta (1993-1997); en dicho lapso la mayor cantidad de jonrones dado por el inicialista fueron 37 en 1993, cuando consiguió 18 con San Diego y 19 con Atlanta. Además durante ese lapso cosecho siete campañas seguidas con treinta o más cuadrangulares (1988-1994).

Su fama siguió creciendo en los siguientes años, gracias a combinar una excelsa defensa con un bate capaz de producir en los momentos oportunos; pero fue a comienzos de la década de los noventa, que McGriff comenzaría a gestar su nombre propio con San Diego, donde se convirtió en el referente del equipo junto a Tonny Gwynn  y Gary Sheffield. Su paso a los Bravos de Atlanta a mediados de la campaña de 1991, significo para el pelotero su pináculo más importante en su carrera profesional, ya que Atlanta iniciaba su gesta de títulos divisionales consecutivos, donde él fue el referente principal para un equipo que comenzaba a gestar una nueva dinastía que tenía a Dave Justice (Novato del Año en 1990), Chipper Jones y Ryan Klesko; amen del pitcheo que conformaban Greg Maddux, Tom Glavine, John Smoltz y Steve Avery.

Con Los Angeles dio 13 jonrones
Poder en ambas ligas

Uno de los reconocimientos del cual goza McGriff es haber sido líder jonronero en ambas ligas, un hecho del cual muy pocos peloteros gozan  (en 1989 disparo 36 con Toronto y en 1992 con San Diego despacho 35), además de cosechar 269 cuadrangulares en la Liga Nacional y 224 en la Liga Americana, en ambos lapso de diez campañas. Además de haber disparado por lo menos un cuadrangular en 30 estadios diferentes.

Recibió el apodo de “Crime Dog”, algo así como “El Crimen del Perro”, dado por Chris Berman, comentarista de ESPN, quien le recordó a McGruff, un dibujo animado creado por la policía estadounidense para aumentar la conciencia de los niños sobre la prevención del delito.

Una carrera hacía la inmortalidad

Desde su llegada a Atlanta, McGriff comenzó a ser comparado con otros inicialistas que estaban en el Salón de la Fama, tanto así que los periodistas aseguraban que este pelotero una vez culminada su carrera, tendría su placa en Cooperstown.

Pero que sucedió en el camino para que esa concepción se borrará de los votantes, acaso todos esos peloteros del cual hemos escuchado nombrar durante los años noventa y de la actual década, no estarán en Cooperstown, por ser sospechosos; acaso no hay una revisión moral o un hecho destacado por lo que hizo en el terreno de juego el pelotero.

Si está es la manera como se va a evaluar a ese grupo de peloteros que vendrán en los siguientes años, entonces hay algo errado en la votación o simplemente esos peloteros no son aptos para la inmortalidad porque están todos – sin excepción – manchados.

Ciertamente McGriff es percibido como uno de los jugadores “limpios”, cuyos logros fueron injustamente eclipsados por los consumidores de esteroides. En su segundo año en la papeleta el pelotero cayó a un 17,9 % (104 votos), muy distante del 21,5% (116 votos), que recibió en 2010.

En Tampa dio 99 cuadrangulares
Y dado los resultados que obtuvieron Palmeiro, McGwire y González este año, estos números están destinados a caer en las siguientes votaciones, a pesar de haber tenido una carrera admirable, pero pueden ser que no existan suficientes votos para darle mayor hincapiés en su exaltación. 

Durante su cadena de temporadas consecutivas dando 20 o más cuadrangulares, McGriff disparo 339 jonrones que parecían enrumbarlo rápidamente a los 500, pero en los siguientes siete años solo logro 154 cuadrangulares, bajando considerablemente su producción jonronera, solamente tuvo tres campañas sobre los treinta vuelacercas (32 en 1999), (31 en 2001) y (30 en 2002). Tal vez por acá puedan esgrimir algunos votates que el pelotero decayó en sus números considerablemente, pero aún así es un absurdo calificar a alguien por tener campañas mediocres.

Se recuerda aquel episodio donde McGriff, acuso a los Bravos de Atlanta de menospreciar su producción al dejarlo libre y contratar a Andrés Galarraga, acusando al equipo de que el criollo jamás igualaría sus números. Ese año de 1998 cuando se produjo su salida, McGriff bateo para 284 con 19 jonrones y 81 remolcadas para Atlanta, mientras que Galarraga silencio a McGriff, bateando para 305 con 44 jonrones y 121 remolcadas. Algo similar ocurrido con Palmeiro y Will Clark en Texas.

De que se puede culpar a McGriff, que solamente tuvo ocho campañas sobre las cien remolcadas, pero aún así logro 1550 en su carrera, un número realmente aceptable para un pelotero de sus condiciones. Es imposible que los votantes de Cooperstown ignoren un average de 284 con promedios de 37 jonrones y 102 remolcadas por años.

125 jonrones con Toronto
McGriff culmina su carrera empatado con Lou Gehrig en jonrones con 493, es junto a Gary Sheffield uno de los peloteros que han dado 30 o más cuadrangulares con cinco diferentes equipos (34 en 1988, 36 en 1989 y 35 en 1990 con Toronto); (31 en 1991 y 35 en 1992 con San Diego), (34 en 1994 con Atlanta), (32 en 1999 con Tampa Bay), (30 en 2002 con los Cachorros de Chicago). Fue convocado a cinco Juegos de Estrellas, siendo el MVP en 1994, gano tres Bates de Plata (1989, 1992-1993), lo más cerca que estuvo en la votación al MVP fue en 1993, cuando finalizo cuarto. Finalmente fue campeón con Atlanta en la Serie Mundial de 1995.

El 5 de diciembre de 1990, llegó a San Diego junto a Tony Fernández por Roberto Alomar y Joe Carter que fueron a Toronto. Un cambio que para ambas divisas dio resultados positivos.  Que hubiera sido si McGriff obtuviera los votos, hoy Alomar y el celebrarían, cosas de la vidad no.

En la actualidad, McGriff aguarda pacientemente su inclusión a la inmortalidad, tiene un programa de radio en Tampa, donde es entrenador de la preparatoria Jesuit High School, además de ser asesor de los Rayas de Tampa.

@Adonisalejandro     

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