martes, 12 de abril de 2011

Jackie Robinson: El hombre que rompió la barrera racial (I parte)


Este viernes 15 de abril se conmemoran 64 años de uno de los cambios más significativos que cualquier deporte pudo conocer: El rompimiento de la barrera racial.

Esto se debió a un hombre que soporto todo tipo de humillación por jugar un deporte para blancos. Jackie Robinson, fue la puerta para que hoy muchos latinos, negros o extranjeros, jugaran béisbol en suelo norteamericano… su legado continua vigente.

En esta primera entrega daré un breve esbozo sobre el camino y el legado de una figura que sin decir ninguna palabra, mostró con su juego que el béisbol y otras disciplinas pueden ser jugados por todos.

Y para tomar conciencia de este legado, de los veintisiete peloteros que llegaron a los tres mil imparables, la lista la reduciríamos a 16, si Hank Aaron, Willie Mays, Eddie Murray, Tony Gwynn, Dave Winfield, Rickey Henderson, Rod Carew, Lou Brock y Roberto Clemente, no hubieran tenido la oportunidad de jugar en el mejor béisbol del mundo.

¿Imaginen que los 714 vuelacercas de Babe Ruth aún permanecieran como marca vitalicia, y no los 762 de Barry Bonds?

Qué tal si las 2.246 anotadas del inmortal Ty Cobb se mantuvieran como marca vigente y no las 2.295 de Rickie Henderson; o peor aún que la efectividad más baja en una temporada para un lanzador que laboró por lo menos 300 episodios, le perteneciera a Carl Hubbell (1.66 en 1933), y no a Bob Gibson con su 1.12 en 1968.

¿Imaginen que el liderato de bases robadas fuera liderado por Billy Hamilton, Ty Cobb, Arlie Latham, Eddie Collins, Max Carey y Honus Wagner; en vez de dos peloteros de color como Rickie Henderson y Lou Brock, además que cinco de los primeros once puestos son afro-americanos?

El impacto es mayor si tomamos en cuenta que Juan Marichal fue el lanzador más dominante de la Liga Nacional, durante los años 60 y 70. O que tal el impacto de Alfonso Carrasquel en los años 50.

Que seria del béisbol si no hubiéramos presenciado los cuadrangulares de Andrés Galarraga, Sammy Sosa, Juan González, José Canseco o las actuaciones de Johan Santana, Pedro Martínez, Bartolo Colón, Fernando Valenzuela, Ricky Bones, entre otros.

Entonces estaríamos en presencia de un deporte exclusivo para peloteros blancos, donde el resto de los nombrados sobresalieran en otras ligas para personas de sus mismas condiciones, Robinson permitió que se unificará esa situación, donde la igualdad era lo que importaba.

Un duro llegar

Desde el último tercio del siglo XIX y hasta mediados del siglo XX, en el béisbol de las Grandes Ligas era prioritaria la participación de estadounidenses de raza blanca, es decir, los cubanos que habían logrado escalar tan alto eran de piel clara, pero no escapaban a la discriminación por su nacionalidad e inclusive, hubo actuaciones de indios a quienes se le permitía jugar pero con ciertos distanciamientos, pero no dejaban de ser burlas y tratos despectivos.

Nadie sabía cuando y donde se iba a romper esa división, sólo un hombre hace posible que ni siquiera, o con escasa – por no decir nula – frecuencia, se realicen el tipo de preguntas planteadas; ese mismo que en 1946, rompió con algunos esquemas sociales, y desafió a sus rivales al estilo Mahatma Ghandi. La única pelea que efectuó fue en el terreno de juego. Su valor, coraje, disciplina y extrema paciencia abrieron las puertas al resto de las minorías: negros y extranjeros.

Su nombre: Jackie Robinson.

Branch Rickey, principal accionista de los Dodgers de Brooklyn, era un ejecutivo visionario, el había sido testigo de las hazañas de Robinson con los Monarcas de Kansas City, nunca dudo en que un pelotero con sus condiciones podría ser de mucha ayuda para Brooklyn en las venideras temporadas.

Las negociaciones comenzaron, de inmediato los rumores llegaron a la oficina del comisionado Kenesaw Mountain Landis, quien deseaba obstaculizar dicha negociación. “No existe regla alguna, formal ó informal, no escrita u oculta, opuesta a la contratación de jugadores negros por parte de algún equipo organizado profesional”, pero la escasez de talento de peloteros blancos, quienes cumplieron servicio militar para la II Guerra Mundial; Landis afirmaba que el béisbol era exclusivo de blancos, no deseaba que negros se convirtieran en la atracción deportiva.

De manera hipócrita el racismo en Norteamérica se hizo evidente, mientras se combatía en el extranjero, los mismos norteamericanos ignoraban lo que sucedía en su propio suelo. Aunque nunca existió una ley que negase la actuación de los “negros” en las mayores.

Con la muerte de Landis en 1944, Albert “Happy” Chandler fue nombrado comisionado, aunque fue más abierto con el tema de conversar con peloteros negros, algunos equipos hicieron sus respectivos contactos. Antes hubo un intento cuando los Piratas de Pittsburgh fueron los primeros en hacer contactos para contratar a Joshua Gibson en 1943, pero Landis objeto la acción por considerar que los negros tenían su liga.

Misma situación ocurrió cuando Bill Veck Jr., intentó comprar los Filis de Filadelfia en 1943, para luego reorganizarlos con peloteros de Ligas Negras, pero Landis se aseguró que Pittsburgh fuera vendido a otra persona. Y cuando Leo Durocher expresó que había “millones” de excelentes peloteros afro – americanos y que le gustaría firmar algunos de ellos para alistarlos a los Dodgers de Brooklyn, el comisionado lo hizo retratarse públicamente.

Jackie un luchador de derechos civiles

Jack Roosevelt Robinson, nació el 31 de enero de 1919 en los campos algodoneros de Cairo, Georgia, Estados Unidos; siendo nieto de un esclavo e hijo de un cultivador.

El 6 de julio de 1944, Robinson siendo un joven teniente de segunda, abordó un autobús militar cerca de Fort Hood, Texas, al lado de la esposa “blanca” de un compañero. El chofer le ordenó dirigirse a la parte posterior del autobús donde la gente de color pertenecía.

El conductor del vehículo se dirigió al hombre equivocado, Robinson rehusó cambiar de asiento. Conocía sus derechos. Los autobuses de las fuerzas armadas oficialmente no permitían la segregación racial. Sin embargo, un policía militar lo escoltó a prisión. Robinson se mantuvo desafiante. Incluso estuvo a punto de caerse a golpes con otro militar que lo estaba insultando.

Aunque se le levantaron cargos por insubordinación, al final Robinson fue exonerado debido a su conducta ejemplar, pediría su libertad, recibiendo una honorable baja y comenzaría a buscar empleo.

Destacado atleta

Robinson se había destacado en cuatros disciplinas deportivas en la Universidad de California, antes de enlistarse al ejército. Lideró la liga de baloncesto en anotaciones en dos oportunidades, rompiendo el récord nacional de salto largo, que se encontraba en poder de su propio hermano, además de su destacada actuación en el fútbol americano. También ganó torneos de tenis, ping pong y golf.

El béisbol no se encontraba entre sus deportes favoritos, pero era tan bueno que los Monarcas de Kansas City le ofrecieron contrato como shortstop, devengando 400 dólares mensuales. Robinson batearía para 387 y de inmediato su actuación llegó a oídos de Rickey quien envió a su scout para que chequeara al pelotero de color.

El 29 de agosto de 1945, Robinson en compañía de Clyde Sukeforth, scout de Brooklyn, llegarían a la oficina de Rickey y este le comento: “Jack, he estado buscando a un gran jugador de color durante mucho tiempo. Tengo ciertas razones para creer que tú eres el hombre. Lo que necesito es más que un jugador de pelota. Necesito a un hombre que soporte abusos e insultos. En otras palabras, que lleve la bandera por la competencia. Si los jugadores se desplazan en la almohadilla con la intención de herirte y comienzan a decirte negro y esas cosas, elúdelos porque si no lo haces toda la causa por la que luchas retrocederá 20 años”.

@beisboladentro

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