AP
Los Indios de Cleveland han desafiado
los pronósticos durante toda la temporada, avanzaron a la Serie Mundial, algo
que no se veía desde 1997.
Es un hecho que no imaginaba ni el
fanático más optimista de Cleveland, una ciudad que por años fue motivo de
burlas y donde el deporte no deparaba sino decepciones que se habían arraigado
en el ADN colectivo de numerosos fanáticos.
Pero la historia cambio unos meses atrás, cuando los Cavs obtuvieron el campeonato de la NBA, el primero en su historia y el primero para una ciudad que no celebraba desde 1964. Cuando los Indios jueguen su primer partido el próximo martes, los Cavs recibirán a pocos metros en el QuickensLoans Arena, sus anillos de campeones, ellos han inspirado a los Indios a conseguir esa meta y extender la celebración en una ciudad que parece estar lista para seguir festejando.
La proeza de los Indios es comparada
por los fanáticos a la que vivieron en ficción con la película “Major League”,
protagonizada por Charlie Sheen, Tom Berenger, Wesley Snipes, Dennis Haysbert y
Corbin Bernsen, donde un grupo de novatos sin experiencia y veteranos en su
etapa final, logran reverdecer a unos Indios que vivían en el sótano de su
división.
Tanto que Sheen, ferviente seguidor de
los Rojos de Cincinnati, ha declarado estar dispuesto a personificar a Rick “Cosa
Loca” Vaugh para lanzar la primera bola del juego y unirse a la celebración en
una ciudad que pensó en otra temporada fallida cuando perdieron a su referente
Michael Brantley por lesión, así como a los lanzadores Carlos Carrasco y Danny
Salazar, además del careta Yan Gomes.
Andrew Miller llegó procedente desde los Yankees de Nueva York para ser el MVP de los Indios de Cleveland. Foto AP |
Asimismo, Marlon Byrd fue suspendido
por violar la política antidopaje y el equipo lo aparto para dar cabida a otros
jugadores.
Terry Francona, mánager de la tribu
encontró en la reserva a los sustitutos ideales y la gerencia salió al mercado
para sumar a Coco Crisp, Brandon Guyer y Andrew Miller para solidificar un
conjunto que asalto el primer lugar de la División Central de la Americana, a
finales de mayo, y que hilvano una racha de 14 victorias en fila a finales de
junio para no soltar la punta más nunca.
Fueron capaces de derribar barreras y
superar el favoritismo de unos Reales de Kansas City que no pudieron defender
el título alcanzado el año pasado y unos Medias Blancas de Chicago que no
pudieron marcar el ritmo de triunfos a comienzos de temporada.
Fueron victimizados cuando se conoció
que enfrentarían a los Medias Rojas de Boston en la Serie Divisional, equipo
que tenía una ofensiva blindada con David Ortiz, Mookie Betts y Dustin Pedroia
y que fueron limitados a un 214 de promedio colectivo en la barrida de tres
partidos.
Tampoco partían como favoritos ante
unos Azulejos de Toronto, los entendidos consideraron que la tribu carecía de
talento para derrotar una ofensiva intimidante, pero basto cinco partidos para
despachar un conjunto que volvía a quedar a las puertas del Clásico por segundo
año sucesivo.
Durante la postemporada la tribu gano
seis partidos en fila de los siete que ha disputado, y ha conseguido el triunfo
en diez de los últimos once partidos, si incluimos las últimas tres victorias
de la campaña regular.
El juego de postemporada que mejor
simboliza la mentalidad guerrera colectiva de Cleveland fue el Juego 3 de la
SCLA, cuando Bauer intentó lanzar con un dedo meñique lastimado que hizo lucir
la media sangrante de Curt Schilling como una cortadura con papel. Luego que Bauer
saliera del montículo en contra de su voluntad en la primera entrada, Dan Otero, Jeff Manship, Zach McAllister y Bryan Shaw entraron metódicamente e hicieron su
trabajo para pavimentar el camino para Allen y Miller en la recta final.
Ahora que los Azulejos han pasado a
mejor vida, los Indios están listos para darle a Cleveland su primera Serie
Mundial desde 1997. El Progressive Field era conocido como el Jacobs Field en
esos días Jim Thome, David Justice, Matt Williams y Manny Ramirez se combinaron para conectar 131
partidos en el medio de la alineación, y los Indios atrajeron 3.4 millones de
fanáticos en su camino a conquistar el banderín divisional. Cleveland era la
joya de la corona de la Liga Americana.
La versión actual de los Indios se
ubicaron en el puesto 23 en las mayores en nómina y en el 28 en asistencia con
1.5 millones de fanáticos. Pero hay algo que decir por haber alcanzado el
máximo en el momento adecuado.
"Yo no quiero que la gente esté
de nuestro lado", dijo Kipnis. "Me gusta el rol de equipo
subestimado. Somos buenos jugando en ese rol, porque así podemos salir allá
afuera y jugar nuestro juego.
"Nadie nos seleccionó en las
últimas dos series, y les tengo una noticia a ustedes: Nadie tampoco nos está
escogiendo para la siguiente serie. Si eso significa que vamos a ganar de
nuevo, a ninguno de nosotros nos importa".
Ante esa
subestimación, será la hora de los “Asombrosos Indios”.
La cifra
14 ponches en 7.2 entradas lanzadas fue las que tuvo Andrew Miller en la SCLA y 21 abanicados en 11.2 de episodios en la postemporada, números suficientes para ser declarado el Jugador Más Valioso, es el cuarto relevista en llevarse la distinción después de Dennis Eckersley, Mariano Rivera y Kojie Uehara.
@beisboladentro
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